pamplona. Aimar Olaizola cogió ayer las riendas. El goizuetarra se creció en un Labrit abarrotado y protagonizó una exhibición a la que sólo se le puede poner una tacha: su precipitación para cerrar la contienda, un defecto que no le costó el triunfo, pero sí un buen puñado de tantos. Acompañado por un Oier Mendizabal que apenas cometió errores, el delantero de Goizueta se apuntó una victoria fundamental para seguir aspirando a las semifinales del Parejas, una meta para la que no quedan descartados Titín y Pascual, que ayer perdieron, pero que acumulan tres triunfos, los mismos que Aimar y Mendizabal.
Resultó tan espectacular el ambiente como el duelo que protagonizaron Titín y Aimar en los cuadros alegres. El choque se mantuvo igualado hasta el ecuador del mismo, algo de lo que dan fe los empates a 1, 5, 6, 8 y 9. Pero, tras un explosivo toma y daca inicial, Aimar tomó el timón de la nave que comparte con Mendizabal II y rompió el enfrentamiento. Un parcial de 0-8, en el que encadenó cinco remates y un tanto de saque que se sumaron a dos errores de sus rivales (uno de Titín y otro de Pascual), le catapultó hacia su tercer triunfo en el torneo. Con 9-17 en el marcador y un Aimar en estado de gracia, al riojano y al navarro sólo les quedaba encomendarse a su tenacidad y la fortuna para maquillar el electrónico. Y encontraron su premio. Con 11-20 en el electrónico, Aimar se precipitó al ejecutar un gancho. Con 15-21 volvió a errar en el remate. Y sólo así pudieron dignificar Titín y Pascual un resultado final que deja a ambos duetos cerca de las semifinales. A juicio de Aimar, "puede que haya parejas que con cuatro victorias estén en semifinales y, con cinco, seguro". A ambas les faltan dos. O al menos una.