Alex Ferguson, entrenador del Manchester United, llegó a plantearse en un momento de desilusión de su carrera, cuando era jugador, "dejar el fútbol" y emigrar a Canadá. Tras ese primer pensamiento tuvo un cambio de parecer después de tener una charla con su madre. "Me rompí la ceja, el pómulo y la nariz y estuve meses de baja. Me pusieron una escayola enorme en la cara. Cuando volví, perdimos 8-1, 7-0 y 9-2 y me dije: Estoy acabado. Y llegué a preparar documentación para emigrar a Canadá", ha revelado.