EL año 2009 dio a Marta Domínguez la medalla de oro que persiguió durante 25 años, y se despidió con el título europeo de cross para Alemayehu Bezabeh, pero antes puso en entredicho a Paquillo Fernández, presunto implicado, aunque lo negó tajantemente, en la trama de dopaje dirigida por el doctor peruano Walter Viru.

Desde que, a la edad de 9 años, Marta Domínguez corrió por primera vez el cross de Venta de Baños, la palentina se ha ido construyendo una suntuosa sala de trofeos que exhibía, entre otros, dos títulos europeos y dos subcampeonatos mundiales. Le faltaba una medalla de oro y, tras rodar por los suelos en 2008 en la final olímpica de obstáculos en Pekín, se fue a buscarla a los Mundiales.

Con la mejor marca del año (9.07.32), Marta ejecutó en el estadio Olímpico de Berlín a las rusas Gulnara Galkina, campeona olímpica y plusmarquista mundial de 3.000 obstáculos, que sólo pudo ser cuarta, y Yuliya Zarudneva, que arrojó la toalla a 50 metros de la meta.

Era el primer título mundial en diez años para el atletismo español, que tapó, de ese modo, sus miserias en Berlín, donde perdió una medalla y tres finalistas con respecto a Osaka 2007. Otro veterano, Jesús Ángel García Bragado, aportó la segunda y última medalla para España en Berlín con su tercer puesto en 50 km. marcha, a la espera de que cuaje la nueva generación, que acaba de asomar la cabeza en los Europeos junior y sub" 23.

El mismo día, el 17 de agosto, en que Marta consiguió el mayor éxito de su carrera, el 1.500 español se quedó fuera de la final por primera vez en los campeonatos del mundo. Arturo Casado cayó a la primera, y en semifinales se despidieron Reyes Estévez, que había impresionado en el Campeonato de España, y Juan Carlos Higuero, que aportaba la segunda mejor marca europea del año (3.32.59).

La final femenina de 1.500 llenó de amargura a Natalia Rodríguez, sin duda la más fuerte de todas pero a quien los jueces le arrebataron el triunfo por su tropiezo con la etíope Gelete Burka en la última curva. Nuria Fernández avanzó al cuarto puesto tras la descalificación de la tarraconense.

En maratón, Chema Martínez hizo un magnífico octavo, pero Paquillo Fernández, infalible en el podio durante seis años en grandes campeonatos, enlazó su segundo fracaso consecutivo (séptimo). Al granadino le aguardaba todavía lo peor. En noviembre la Guardia Civil, en el marco de la denominada Operación Crisol, encontró EPO y la hormona del crecimiento en su domicilio. Paquillo se declaró inocente y manifestó que no hablará "hasta el pleno esclarecimiento de los hechos".

"Será en ese momento cuando Paquillo Fernández expondrá todo cuanto resulte oportuno para confirmar que no existe implicación alguna del atleta en la red de dopaje investigada", explicó mediante un comunicado de sus abogados. El año atlético español tuvo un dulce colofón con la victoria individual y por equipos en los Europeos de cross de Dublín.

Alemayehu Bezabeh, un sin papeles de Etiopía sólo tres años antes, se coronó tras reventar al británico Mo Farah, que ni siquiera pudo comparecer en el podio. España revalidó el título por equipos masculinos y en la rama femenina obtuvo un bronce individual por medio de Rosa Morató y otro por equipos.

la bala humana En el ámbito internacional, el jamaicano Usain Bolt reventó el mercado del atletismo mundial al repetir un año después, en los Mundiales de Berlín, el milagro de los Juegos Olímpicos de Pekín, con tres nuevas medallas de oro y dos récords mundiales, los de 100 y 200 metros. Bolt acapara de tal modo los espacios deportivos en los medios de comunicación, que figuras hasta hace poco no menos rutilantes como Kenenisa Bekele y Yelena Isinbayeva quedaron relegados a posiciones muy secundarias.

Los Mundiales de Berlín planteaban un difícil reto a Bolt, que necesitaba repetir la hazaña de Pekín para que los aficionados no pensaran que la explosión del Nido de Pájaro fue flor de un día. En el mismo estadio Olímpico berlinés donde Jesse Owens construyó su leyenda con cuatro medallas de oro olímpicas en 1936 (100, 200, 4x100 y longitud), Bolt repitió su triplete de los Juegos, rebajando por idéntico margen de 11 centésimas los récords mundiales que acuñó en la capital china para dejarlos en 9.58 y 19.19.

En los Mundiales, Bolt, y en general el atletismo jamaicano, volvieron a poner contra las cuerdas a Estados Unidos en pruebas de velocidad al ganar cinco de las diez medallas de oro posibles. Se esperaba con inusitada expectación grandes duelos, pero ninguno acabó de plasmarse en la práctica. El primero de todos, el que enfrentaba a Bolt con Tyson Gay en 100 metros, no tuvo color. El estadounidense, con 9.71, se elevó al segundo puesto en la lista de todos los tiempos, pero nada comparable a los 9.58 del jamaicano.

Tampoco cuajó el duelo en 200. Tyson Gay se quitó de en medio alegando un agravamiento de sus molestias en la ingle, y Bolt sentenció ya en los tacos de salida, ejecutando, de forma sorprendente, la salida más rápida de todos los finalistas (133 milésimas). En 400 se esperaba más igualdad entre los norteamericanos LaShawn Merrit, campeón olímpico en Pekín, y Jeremy Wariner, pero éste se entregó apenas comenzada la recta de meta.

En longitud tampoco se dio la anunciada batalla entre Irving Saladino, campeón mundial y olímpico, y el estadounidense Dwight Phillips. El panameño, incomprensiblemente, cometió tres nulos en la final y se fue a casa sin marca. El único gran duelo que sí tuvo ribetes de gran batalla fue el de salto de altura entre la croata Blanka Vlasic y la alemana Ariane Friedrich, resuelto a favor de la primera con un salto de 2,04.

El tercer récord mundial de los Mundiales de Berlín pasó casi inadvertido. La polaca Anita Wlodarczyk tuvo la mala fortuna de batir la marca de martillo (77,96) el mismo día en que Bolt se colgó, con el relevo 4x100, su tercera medalla de oro. Kenenisa Bekele fue el otro gran triunfador de Berlín, pero su doblete sin precedentes (5.000 y 10.000) también fue eclipsado por Usain Bolt.

El capítulo de fracasos tuvo un nombre ilustre: Yelena Isinbáyeba, que no fue capaz de hacer un solo salto válido en la final, permitiendo un inesperado doblete para Polonia con Anna Rogowska (4,75) y Monica Pyrek (4,65). Una semana después, la rusa olvidó sus penas en Zúrich con su récord mundial número 27 (5,06). Pocas semanas después, fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes.

La gran polémica de los campeonatos tuvo por protagonista a la sudafricana Caster Semenia, que arrasó en 800 (1:55.45). Su aspecto físico desató sospechas acerca de su feminidad y en pleno Mundial se supo que estaba siendo sometida a pruebas de verificación de sexo. El proceso, que levantó ampollas en Sudáfrica, aún no ha terminado.

La Golden League cerró su última temporada (en 2010 será sustituida por la Liga de Diamante) con tres invictos: Bekele, Sanya Richards e Isinbayeva se repartieron el millón de dólares.