El delantero del Barcelona Lionel Messi, que ayer fue coronado como mejor jugador del mundo al ser nombrado Balón de Oro 2009, ha dado un paso más en su afán de convertirse en uno de los mejores futbolistas de la historia. A expensas de que reciba el FIFA World Player, galardón que conceden los entrenadores y capitanes de las diferentes selecciones nacionales, este nuevo reconocimiento individual reduce aún más el número de títulos que le quedan por ganar para ver reconocido el tortuoso camino que ha tenido que recorrer desde que era un niño con problemas en su Rosario natal.

Los inicios del astro argentino, de hecho, no fueron en absoluto sencillos. Un importante problema hormonal afectó a su crecimiento y a punto estuvo de truncar su ahora brillante carrera futbolística. Fue el Fútbol Club Barcelona quien vio en él un gran futuro y apostó por aquel loco bajito, La Pulga, como le apodó su primer entrenador en el Potrero. Mientras que ningún equipo argentino se avino a sufragarle los apenas 300 dólares mensuales que costaba el tratamiento para su enfermedad, el club catalán le concedió un billete de avión, las medicinas y una cama en La Masia.

El tratamiento recibido anuló el problema de aquel niño que no se arrugaba ante chicos mayores y que, con la formación en cantera culé, primero, y la experiencia adquirida en todas las categorías del club hasta debutar con el primer equipo, después, han hecho de Messi un jugador de oro.

Aúna velocidad, desequilibrio y gol, sus principales características y que en muchas ocasiones pone en juego a la vez para conseguir goles estratosféricos, como el conseguido ante el Getafe, en Copa del Rey, en el que emuló a su ídolo Diego Armando Maradona y su gol ante Inglaterra. Su rapidez y fortaleza, pese a los 169 centímetros de estatura, provocan que sea muy complicado derribarle una vez inicia la carrera.

Sin duda, el hecho de coincidir con grandes futbolistas en el Barcelona, como Xavi o Iniesta, ha contribuido a que con el tiempo se haya convertido también en un buen asistente, siendo más completo como jugador. Ya sea en la banda o en la punta del ataque, es un problema constante para las defensas rivales por su movilidad y agilidad con o sin balón.

Tras dos años peleando por el Balón de Oro, siendo tercero en 2007 y segundo en 2008, ha sido escogido por la revista France Football como el mejor del pasado año, donde fue pieza clave en la consecución del triplete -Liga, Copa y Champions-, sobre todo en la final de Roma contra el Manchester United, donde marcó el segundo y definitivo gol con la cabeza.

Su primer gol como blaugrana llegó en 2005, el 1 de mayo y contra el Albacete, cuando se convirtió en el jugador más joven de la historia del Barcelona en marcar en un encuentro de Liga. En cuanto a su debut, fue ni más ni menos que en un derbi catalán contra el Espanyol, el 16 de octubre de 2004, que acabó con victoria blaugrana.

La temporada 2005-06 fue la de su explosión como jugador del primer equipo, después de un gran debut en el trofeo Joan Gamper contra la Juventus. Se exhibió en campos como el Santiago Bernabéu, en un partido que acabó 0-3, o Stamford Bridge, en los octavos de final de la Liga de Campeones contra el Chelsea. Una lesión muscular le dejó fuera en el tramo final de la competición, que acabaría ganando el Barça en París ante el Arsenal de Henry. Messi jugó un total de 17 partidos de Liga, 6 partidos en la Liga de Campeones y 2 en la Copa del Rey, donde marcó 8 goles.

evolución meteórica A partir de aquí, la evolución del argentino fue meteórica, aumentando su protagonismo temporada tras temporada, así como su número de goles y asistencias. Estuvo a la sombra de grandes jugadores, sobre todo de Ronaldinho, pero con la marcha del brasileño al Milan, su amigo Messi fue quien cogió las riendas del equipo y lo volvió a llevar hasta la senda del triunfo.

De hecho, ya forma parte de la historia blaugrana, pues el 1 de febrero de 2009 fue el autor del gol número 5.000 en Liga para el FC Barcelona, tanto anotado con su pierna menos buena (la derecha) en el estadio de El Sardinero frente al Racing de Santander.

Tiene todavía mucho tiempo para demostrar que es el mejor jugador del mundo, pero no se agobia ni deja que la ansiedad se apodere de él. Tipo tranquilo, su actitud le permite no obsesionarse con los títulos individuales y seguro que ahora tiene en mente el próximo Mundial de Clubes, único trofeo a nivel de clubes que, como el FC Barcelona, todavía no posee.

Ayer, nada más hacerse público el fallo, La Pulga se acordó de otros compañeros que han quedado a su sombra en las votaciones, donde el madridista Cristiano Ronaldo fue segundo y sus compañeros en el vestuario azulgrana Xavi, Iniesta y Eto"o (ahora en el Inter) coparon de la tercera a la quinta plaza. "Cualquier jugador del Barça merecía este premio", manifestó el pequeño niño con problemas de crecimiento, el patito feo, convertido ya en cisne.