Venga, ya está eh! La voz de Jokin Etxaniz, director técnico de Aspe, acurrucado en el pasillo que desemboca en la cancha junto a los manistas que restan por jugar, da la orden de salida a los estelaristas una vez el telonero se ha extinguido. A Martínez de Irujo, sudadera roja abrochándole la musculatura, se le enreda el descorche de la prenda en las muñequeras, atascadas las mangas en el desfiladero de las articulaciones. El de Bergara, al quite, desenreda la madeja y el de Ibero se acerca al frontis para calentar. En el extremo opuesto, en paralelo al rebote, pelotea ya Gonzalez, que, litúrgico, siempre realiza el mismo recorrido. Una manía más. "Cuanto más viejo soy más manías tengo", dice con ironía el azkaindarra. Sombreados por el oropel de Juan y Sebástien, finalistas del Cuatro y Medio, Beroiz y Pascual intercambian pelotazos recogidos en pared como si no quisieran atraer la atención. Irujo ensaya una y otra vez en el calentamiento la respuesta al dos paredes, el gesto cumbre de Sebástien Gonzalez, un arquitecto de la carambola. Curiosamente con esa jugada cerró el duelo el azkaindarra. Juan intuyó el movimiento del delantero de Iparralde, leyó perfectamente la trayectoria de la pelota y el ángulo que dibujó, pero el cuero se le enganchó en la mano y al de Ibero, caliente, competitivo al extremo, se lo llevaron los demonios "porque siempre salgo a ganar. Aunque lo importante será hacerlo el día 8, en la final".

Calcula, irónico, el delantero de Ibero antes de comenzar el duelo cuando se arremolinan los pelotaris de chachara que de tanto aguardar al próximo martes "da la sensación de que a este paso vamos a jugar la final en 2010. Le das muchas vueltas a la cabeza porque siempre tienes la idea de la final en cabeza". Le atormenta a Juan, sin sudadera, goteándole el esfuerzo por la camiseta de campeón en el corredor que da acceso a los vestuarios una vez concluido el partido, la espera del gran día. "Es que son muchísimos días los que pasan desde el último partido hasta la final. Se hace eterno. Es una paliza mental, pero también física. Si por mi fuera jugaría la semana siguiente al último partido. No entiendo por qué se debe esperar tanto, pero bueno es la historia de siempre". Lo que en Irujo son prisas, en Gonzalez, abrigado con una sudadera y abotonado el cuello con una toalla "parezco un boxeador", tras el envite, es calma. "A mí no me parece que tengamos mucho tiempo para preparar una final, preferiría tener algo más".

un duelo sin reservar Sus orilladas opiniones, antagónica, respecto al calendario de la final, convergieron, sin embargo, en una puesta en escena similar como si de repente se hubieran trasladado al Atano III de Donostia, al martes de la próxima semana. Acudieron ambos con la intención de exprimirse al máximo y de protagonizar el duelo, gestando cada tanto en su parcela, con el espíritu del acotado. Aunque se trataba de un partido de parejas, los zagueros apenas pesaron en el trayecto porque Martínez de Irujo y Sebástien Gonzalez, que rehuyó la ventaja que le otorgó la intendencia -"a mí no me gusta jugar con ventajas", proclamó- de sacar del cuatro en lugar del cuatro y medio como lo hizo el campeón, se retaban una y otra vez a quemarropa. Se desplegaron a toda pastilla y con los colmillos afiladísimos. Mostró el azkaindarra una violencia inusitada, enchufadísimo como amaneció, en una fulgurante aparición. Arrimado al dominio de Pascual y a un buen saque sumó desde el gancho y el saque-remate para desesperación de Juan, falto de chispa, de enchanche. Así que en un pestañeo, Gonzalez y Pascual habían dado un puñetazo sobre la mesa: 7-1, al que le dieron continuidad: 4-11.

Cortocircuitado Irujo, combatiendo desde posiciones incómodas, a la contra, la contienda tendió al equilibrio en el momento en el que Beroiz le discutió el gobierno de la zaga a Iñigo Pascual. Con una lima y con la conexión del navarro con el remate se endureció el debate que continuaba desbocado, a puro sprint. Una dejada del delantero de Ibero abrió un nuevo horizonte para Juan y Mikel, que empataron a 16, después de la pretérita igualada a uno. En el proceso tanto Irujo como Gonzalez abonaron los cuadros delanteros con varias delicattessen evidenciando su jerarquía en el presente cuatro y medio. Atacándose mutuamente, a toque de corneta, se alcanzó la igualada a 21 tras un zurdazo a la chapa de Juan. En la apuesta final, en el todo o nada, Sebástien arremetió con un dos paredes que se le enredó a Irujo de mala manera, poseído como estaba por el espirítu de la jaula.

Duración 60 minutos.

Saques 2 de Martínez de Irujo por 3 de Gonzalez.

Pelotazos Se cruzaron un total de 498 pelotazos a buena.

Tantos en juego 8 de Martínez de Irujo por 10 de Gonzalez, y 1 de Beroiz.

Errores 5 de Irujo, 8 de Gonzalez, 1 de Beroiz y 1 de Pascual.

Marcador 0-1, 1-1, 1-7, 3-7, 3-8, 4-8, 4-11, 7-11, 9-12, 9-13, 10-13, 11-15, 14-15, 16-16, 16-18, 18-18, 19-19, 20-20, 21-21 y 21-22.

Incidencias Menos de media entrada en el Astelena de Eibar.