VITORIA. David Beckham, que piensa ya en su porvenir milanista, no sabe todavía si volverá a jugar en la Liga Profesional de Estados Unidos (MLS), de ahí que la derrota sufrida por los Galaxy en la tanda de penaltis (5-4) de la final ante el Real Salt Lake, le dejara helado tras concluir el tiempo reglamentario y la prórroga con empate (1-1).
El inglés, de 34 años, dio la peor imagen de toda la temporada al no poder aclimatarse al frío reinante que hacía en el césped artificial del Qwest Field de Seattle, donde ante 46.011 espectadores tampoco le dejaron bien parado sus fuerzas físicas, a pesar de toda la dosificación que hizo con su juego. Es más, acabó el encuentro con un inhalador que le regenerara el oxígeno. Por ello, sacó el lado agresivo que a veces utiliza con su juego cuando no se encuentra cómodo en el campo y no puede frenar al hombre que le toca marcar, en esta ocasión al argentino Javier Morales, que se había adueñado del balón y del centro del campo para beneficio del Real Salt Lake. Es más, al cuarto de hora ya le había lesionado.
Pero a los Galaxy no les bastó ni adelantarse en el minuto 41, gol de Mike Magee. Beckham, que había llegado al partido con molestias y tomando calmantes para el dolor (con tres inyecciones) que arrastra en un hueso del pie derecho, no pudo ver cumplido su deseo de mostrar a todos los que le habían criticado que estaban equivocados. En el minuto 64 Findley, un ratón del área, ex goleador del Galaxy, recogió un rechace suelto de la defensa del equipo angelino para superar a Ricketts. David inicio la ronda de penaltis y marcó el primero para los suyos, pero la ruleta rusa no cayó de su lado.