La Coral de Bilbao y grupos de rock como Serendeep son algunos de los pasos dados por esta veinteañera bilbaina y psicóloga de profesión que ahora busca una mayor proyección profesional bajo el nombre artístico de Mía Kalo. El primer paso es su segundo puesto en el concurso MUSIKA KM0 de Grupo Noticias en colaboración con la cerveza 18/70 y su actuación en Bilborock hoy jueves, donde se estrenará con un trío rockero en directo. “Mi voz es mi mayor activo y destaca por su versatilidad”, explica Kalo. 

¿Cómo y por qué una bilbaina, psicóloga de profesión, pasa a ser Mía Kalo?

Mi nombre artístico proviene de tres letras de mi nombre real y dos de cada uno de mi primer y segundo. No quise presentarme con mi nombre real porque cuando canto y actúo vivo una transformación. Ese alter ego, que elegí porque me sonaba bien. Ahora todo el mundo me llama Mía.

Por sonoridad, remite a Frida Kahlo.

No tiene nada que ver, pero ella me encanta. Lo elegí por la sonoridad. 

“Siempre quise cantar… sumergirme en mi pasión”, canta. Ser más clara es imposible.

Eso es. Es una letra de la canción En la cima, que habla de lo que hace vibrar mi corazón, de mi pasión. No hay que dejarla de lado.

Para Mía Kalo, el espacio, el vestuario, la escenografía y las coreografías son también muy importantes. Anaís Art

Viene del rock. ¿Cómo fueron sus primeros pasos en la música?

Ya de pequeña bailaba y cantaba, montaba shows para la familia y los disfrutaba muchísimo. Recuerdo que en el autobús del colegio, yendo de excursión, cogía el micrófono y cantaba a petición general (risas). Tenía unos seis años y ninguna vergüenza. Ya me vino después… 

"Recuerdo que en el autobús del colegio, yendo de excursión, cogía el micrófono y cantaba a petición general"

Pasó por la Coral de Bilbao ¿no?

Sí, con ocho o nueve años me escuchó mi profesor de música, que era también el de la coral, y me hizo una prueba. Ahí empecé a dar conciertos, desde muy pequeña, y saqué al exterior lo que más me gustaba, que era cantar. Ese entrenamiento vocal siempre queda ahí, es algo muscular. 

Y llegó la adolescencia…

Y la timidez y la vergüenza (risas) aunque con 13 años empecé a componer debido a mi necesidad de expresarme. Y apenas dos después, ya empecé a juntarme con gente para hacer versiones de gente como Evanescence, con su rock melódico pero oscuro. Soy muy abierta, así que no me gusta solo el rock, también el soul, por ejemplo. Oigo de todo. 

En Sevilla tuvo su primera experiencia profesional.

Estuve viviendo allí cuatro años y empecé a estudiar técnica vocal, además de formar parte de un grupo que hacía pop-rock en inglés con temas propios compuestos por mí. Se llamaba Serendeep, editamos un disco en 2016 que está en Spotify y dimos conciertos ante públicos amplios. Veo importante tener una regularidad y he llegado a estar bastante parada con la pandemia. Por eso, aunque cuente con un cierto bagaje, parece que siempre empiezas de cero.

"Aunque cuente con un cierto bagaje, parece que siempre empiezas de cero"

En su caso sí lo parece, porque ahora se expresa en solitario.

Eso lo veo vital. Me gusta recibir opiniones de los demás y que puedan aportar, pero ahora siento mi proyecto como propio al 100%. Es algo que sale de mí y aunque cuente con una banda, es mi proyecto personal, mis canciones y mis decisiones. Aquí tengo la última palabra.

Mia Kalo

Mia Kalo

¿Es su voz poderosa su activo más importante?

Creo que sí. Además, destacaría su versatilidad. Todo tiene mi toque personal, pero juego con ella para no encasillarme. Es una herramienta que uso para explorar y transmitir emociones, para no quedarme en un registro o estilo único. En las últimas canciones que he hecho el rock está muy presente para poder ofrecer en directo algo potente aunque hay otros temas más funky y con texturas electrónicas. Es como una receta, mezclamos y hacemos lo que más nos gusta. 

Siempre con una identidad propia.

Sí, me gusta sonar personal, como Fuel Fandango, que une flamenco con soul, rock, electrónica… Por ahí me identifico con ellos. Probamos cosas y la identidad y el hilo conductor lo pone mi voz.

‘Limbo’ es su primer canción en plataformas. Llegó hace tres años.

Antes de la pandemia ya tenía canciones y ahora ya está todo enfocado al directo y a sonar con el apoyo de un grupo. 

“Gano altura, piso fuerte, no me arrastra, la corriente/Subiré cualquier pendiente/Voy directa al sol”, canta.

(Risas). En la música te puedes distraer mucho y hay muchos deberías. Eso lo escribí como un mantra para estar centrada y no apartarme nunca de mi pasión cuando acuden las dudas. Es un remembering, una reafirmación de mi deseo. 

Después del estreno de este nuevo tema, ¿sueña con poder publicar su primer disco?

Lo que tengo claro es que la música no se puede ir jamás de mi vida. Si llega un momento que puedo vivir de ella, lo haría, aunque manteniendo algo relacionado con la psicología porque también me gusta, no la estudié por obligación. Si lograra ingresos suficientes con la música, no diría que no (risas). Seguro que para 2023 sacaré el disco. 

"Lo que tengo claro es que la música no se puede ir jamás de mi vida"

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¿Y qué importancia le da a los directos? 

Como cuarteto nos estrenamos en Bilborock. Estaré yo con el trío formado por el bajista Rafa Ramírez, el guitarrista Josu Hernández y la batería Naiara Pereda. Me gusta darle mucha importancia a la presentación escénica, no solo estar ahí parada cantando sino poder transmitir y llevar al espectador a un ambiente determinado. 

¿Un concierto debe ser un espectáculo, no solo música?

Sí, eso me gustaría. Y ahí tendría su espacio el vestuario, la escenografía, las coreografías… Darle un sello estético y con los movimientos. Ahora sonamos crudos, a rock puro y duro, pero más adelante incluiremos un teclista para añadir un toque más electrónico.