Una parte esencial de la leyenda de Robe Iniesta se forjó en Euskadi. Su alianza creativa con el bilbaino Iñaki 'Uoho' Antón llevó a Extremoduro a unas cotas de popularidad que el músico de Plasencia jamás habría imaginado cuando vendía boletos a 1.000 pesetas por los bares de su ciudad a cambio de un disco que entregaría cuando lo tuviera hecho. Bilbao y Donostia fueron plazas constantes en sus giras y siempre contó con un público fiel y entregado al que ahora ha dejado huérfano.
A mediados de los 90 Extremoduro atravesaba por una etapa turbulenta. El consumo de alcohol y otras sustancias hacían mella en la banda. Robe se enfrentaba al público, olvidaba las letras de sus canciones o abandonaba los conciertos sin razón aparente. En esa época descontrolada grabó álbumes como 'Deltoya', '¿Dónde están mis amigos?' y la remezcla de 'Rock transgresivo', su primer trabajo, a cargo de 'Uoho', quien también metió algunas guitarras.
Esta primera colaboración con el ex Platero y Tú encendió la mecha de la mejor etapa de Extremoduro. A partir de entonces, Iñaki se convertiría en miembro oficial de la banda, ejerciendo como productor, guitarrista y también compositor.
'Agila', editado en 1996, fue el punto de inflexión. La producción de 'Uoho' puso orden en el caos creativo de Robe y llevó el sonido de la banda a otro nivel. La nueva y pulida sonoridad, acompañada de las mejores letras que había escrito Robe hasta la fecha, hizo que Extremoduro cayera en el mainstream, sin buscarlo y quizá para desgracia del fallecido autor. Las salas daban paso a los grandes pabellones abarrotados de gargantas enfervorecidas.
La cuadrilla vasca
El tándem con 'Uoho' llevó a Robe a afincarse en Bizkaia, concretamente en el municipio de Lezama, y a rodearse de músicos vascos. En el estudio del musico bilbaíno se urdieron obras maestras del rock estatal como 'Yo, minoría absoluta' (2002) o 'La ley innata' (2008), con unas letras en las que Iniesta mezclaba poesía y filosofía de forma gloriosa.
En esta época pasaron por las filas de Extremoduro figuras claves de nuestra música como Iñaki Setién (Parabellum, Zer Bizio?), Alberto Gil (Zer Bizio?), Felix Landa -guitarra de apoyo en las giras- José Ignacio Cantera (Inconscientes) y Miguel Colino (Flying Rebollos, Fito y Fitipaldis), estos dos últimos, junto a 'Uoho', permanecieron hasta el fin de los días de la banda.
Todos tuvieron que lidiar con la marcada personalidad de Robe. Un tipo complejo, desconfiado, esquivo... pero con una fina ironía y que sabía restar dramatismo a las situaciones. Cuentan que en una de las grabaciones un técnico le hizo trizas una de sus guitarras por accidente. Se generó un silencio absoluto. Robe, lejos de enfurecerse por un instrumento que probablemente valía unos miles de euros, dijo: "La pena es que no la he roto yo."
Amarga despedida
Extremoduro se había convertido en una gran empresa. Grandes giras, recintos sold out... Las fricciones ente Robe y Uohoo comenzaron a aflorar hasta que todo saltó por los aires. La separación se produjo en 2019, seis años después de su último disco, atribuyéndola a la falta de compenetración entre ambos para afrontar nuevos retos creativos.
Posteriormente se anunció una gira de despedida que no llegó a materializarse por la pandemia y que ahondó en la fractura entre las dos mentes pensantes de Extremoduro. Aunque los conciertos se reprogramaron para 2022, Robe decidió de forma unilateral desmarcarse y anunció que se centraría en su carrera en solitario. 'Uoho' no ocultó su malestar por tan abrupto final, asegurando que su intención siempre había sido mantener las fechas de unos 'bolos' que ya jamás verán la luz.