Al igual que Antonio Muñoz Molina, Ana Belén y Pedro Iturralde, por citar solo algunos ejemplos, Fernando Trueba ya posee la Makila de Honor de Ondas de Jazz. Es la forma que tiene la asociación Jazzargia de poner en valor el aporte al mundo de la música, y en concreto, al género de la improvisación de nombres propios de diferentes ámbitos. Desde intérpretes a programadores pasando por periodistas, el galardón busca ser un agradecimiento a su dedicación y trabajo.

Las big bans en Ondas de Jazz. | FOTO: DNA

Es el caso del director, guionista y productor madrileño, quien a lo largo de su trayectoria vital ha demostrado en diferentes proyectos su pasión por la música, aunque no solo. También ha impulsado y provocado algunos proyectos bien conocidos, como fue el caso del disco Lágrimas Negras, que unió al pianista Bebo Valdés con la voz de Diego El Cigala.

Con el Conservatorio Jesús Guridi como escenario, la entrega de la Makila de Honor ha puesto la guinda este martes a un concierto que ha estado protagonizado por los jóvenes valores de la cantera alavesa, por quienes conforman las big bands tanto de este centro como de la Escuela Municipal de Música Luis Aramburu.

Así, veteranía detrás de las cámaras y juventud frente a los instrumentos se han dado la mano en una celebración de la música en particular y la cultura en general que, además, ha contado con la presencia de un numeroso público asistente.

Trueba ha mostrado su agradecimiento por el premio, aunque su mejor discurso dedicado a la música, sin duda, es el que se encuentra en películas como Calle 54, El milagro de Candeal, Chico y Rita y Dispararon al Pianista. Los aplausos en Vitoria han sido muy sonoros.