Fomentar, potenciar y difundir la imagen y las artes visuales en el contexto contemporáneo. Es, en pocas palabras, la función con la que la sala Amárica guía hoy su camino. Y así lo va a hacer, que se sepa, hasta mediados de este año. Después, el espacio foral cerrará sus puertas para convertirse en la nueva sede del Centro de Emprendimiento e Innovación de Álava. Son los planes que están sobre la mesa y, aunque la resistencia por parte del sector creativo alavés es muy fuerte y numerosa, de momento no parece que vaya a darse marcha atrás.
No es la primera vez, de todas formas, que el espacio se encuentra ante el mismo desafío. De hecho, desde su puesta en marcha como lugar para el arte contemporáneo –aunque en estos años, esta idea general ha tenido muchos matices– han sido varias las ocasiones, unas públicas y otras no, en las que se ha estado cerca de bajar la persiana de manera definitiva.
El intento de cierre a principios de siglo se tradujo en la primera Iniciativa Legislativa Popular de la historia de las Juntas
A buen seguro, nadie podía imaginar la vida tan tumultuosa que iba a tener este emplazamiento desde su puesta en marcha a finales de la década de los años 80 del siglo pasado. Nacía entonces un lugar para y por el arte contemporáneo desde el que la Diputación Foral de Álava pretendía seguir trabajando en una línea basada en la colección alavesa que se empezó a gestar en los años 70. Era la base para seguir el paso a la creación presente.
El primer gran problema
Pero con el cambio de siglo llegó un momento que, de hecho, es ya parte de la historia de Álava. La apertura de Artium fue la excusa esgrimida en aquella ocasión. La Diputación consideró entonces que la puesta en marcha del museo de arte contemporáneo y su trabajo custodiando la colección foral hacían del todo innecesaria la existencia de la sala Amárica. Por eso, determinó el cierre de un espacio que, en realidad, se quería usar para otras cuestiones.
A lo largo de este año se va materializar el cambio de uso a no ser que los intentos del sector cultural haga que los planes se cambien
Esta idea de que el local es demasiado interesante como para solo dedicarlo a la creación contemporánea ha estado muy presente en los despachos a lo largo del tiempo. Pero lo que nadie esperaba en aquel momento fue la movilización que protagonizó el sector cultural del territorio. Nunca antes se había propuesto una Iniciativa Legislativa Popular ante las Juntas Generales de Álava. Nunca en ningún campo. Fue la cultura la que abrió camino.
En un primer momento, desde el ámbito político se creyó que aquel movimiento iba a tener poco recorrido, que los y las artistas no iban a ser capaces de conseguir las firmas necesarias. Grave error. Se consiguieron y la ILP se presentó. No llegó a debatirse pero sí consiguió su gran objetivo. Amárica no cerró de manera definitiva.
La fotografía contemporánea se convirtió entonces en un eje fundamental dentro de la actividad expositiva del lugar. Así fue hasta que la Diputación apostó por un modelo de cogestión con el sector cultural que se tradujo en el nacimiento del Proyecto Amárica, que se encargaba de conducir la programación no solo de este espacio, sino de todos los lugares de exposición de titularidad exclusivamente foral.
En este tiempo, la sala cambió un tanto su rol, en el sentido de que además de contener exposiciones, fue un lugar de desarrollo de congresos, charlas y encuentros en torno a la cultura y el arte contemporáneos.
El segundo intento
Pero llegaron aires de cambio a la institución foral y el modelo de cogestión pasó a verse con malos ojos. Y aquí apareció otra excusa perfecta, la crisis económica. Todavía resuenan aquellas palabras de “cuando no hay para pan, cómo va a haber para chorizo”. Aunque nunca se llegó a explicitar de manera pública la intención de cerrar la sala, el cambio de usos estuvo sobre la mesa. De hecho, en parte de las instalaciones así se hizo.
Con todo, el lugar aguantó el envite. Lo hizo recuperando poco a poco su especialización en la fotografía contemporánea, aunque en su programación siempre hubo hueco para otro tipo de exposiciones y propuestas. En ese equilibrio se sostuvo hasta que, claro, apareció la pandemia, y el cierre obligado fue inevitable. Con todo, en cuanto la situación sanitaria lo permitió, el espacio, igual que el resto de los centros que dependen de la Red Foral de Museos, regresó a la actividad.
¿La definitiva?
Antes y después de la pandemia, eso sí, la idea de un cambio de usos de Amárica empezó a ser una constante que Diputación expresó, además, de manera pública. El proyecto de llevar allí las instalaciones del Instituto Foral de la Juventud o de convertir la sala en la sede del centro dedicado a la memoria y obra de Alberto Schommer, por citar dos ejemplos, son una demostración de ello.
Con todo, ninguna de estas ideas se terminó de materializar y los céntricos locales siguieron programando y proponiendo cultura. Hasta ahora, eso sí. La intención es materializar el cierre este mismo año, aunque no hay fecha oficial para la apertura del anunciado Centro de Emprendimiento e Innovación de Álava. La teoría explicada hasta ahora es que el espíritu de la sala se traslade y distribuya entre otros locales ya existentes como la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa y la Escuela de Artes y Oficios, aunque a todas luces ninguna de las dos infraestructuras cuenta con las dimensiones y la disposición de Amárica.
Además, queda por conocer si lo que se plantea es una gestión de un programa expositivo con varias sedes o si hay un plan de trabajo con el arte contemporáneo, sobre todo alavés, que vaya más allá de la organización de muestras. Todo ello sin perder de vista algo importante. La historia de estos años demuestra que con la sala, o mejor dicho con su cierre, es mejor no dar nada por supuesto. No sería la primera vez que se echa marcha atrás.
En eso está empeñado el sector cultural alavés, que, de manera muy activa y numerosa, se ha organizado para detener los planes forales. En marcha está la presentación de otra ILP por parte de Plataforma Amárica 2025. A eso hay que sumar la acción de Amárica Elkartea. La oposición es fuerte y habrá que ver qué sucede. El dilema Amárica sigue abierto.