Durante no pocos años, Jon Maia hizo de la capital alavesa su casa, una ciudad que visita con asiduidad, aunque este domingo 29 la cita es especial por muchos motivos. A partir de las 19.00 horas, Mendizorroza reclamará la atención del público en la despedida del festival solidario Aitzina Folk. Con Kantu berri bat gara como base, se ha preparado un gran espectáculo con muchos invitados. La fiesta está servida, quedando todavía algunas entradas a la venta, algo importante también porque lo recaudado, como con todo el certamen, se destina a la investigación de la ataxia telangiectasia.
Cuando estuvo viviendo en Gasteiz, ¿acudió como público a algún concierto en Mendizorroza?
–No, creo que no. Entonces yo no tenía proyecto musical, solo era bertsolari. Lo que sí hice bastante durante aquellos años fue experimentar mucho como bertsolari en los bares de Gasteiz, bares en los que nunca se habían cantado bertsos. Aquella ciudad era un sitio ideal para experimentar porque en otros sitios eran más conservadores ante las novedades en algo tan tradicional como el bertso. En Gasteiz tuvimos la oportunidad de experimentar mucho en bares como el Bodegón Gorbea, el Parral... Estando allí también escribí muchas canciones, temas para Gozategi, Anari, Negu Gorriak, Gari y Mikel Urdangarin. En Gasteiz se produjeron cosas muy interesantes en ese momento porque se concentró mucha gente que aportó. Yo compartía piso de estudiante con Anari. Aquí ya estaba Gari, claro, y Mikel Urdangarin había venido de Amorebieta. También compuse para Bizkar Hezurra, grupo en el que cantaba Triku, de Korroskada, y tocaba la guitarra Goar Iñurrieta.
Pasado presente
Con la despedida de Hertzainak, la gira de Fermin Muguruza, los 40 años de La Polla... ¿Estamos un poco en modo abuelo Cebolleta o es que realmente los tiempos pasados fueron mejores y es hora de decirlo?
–(Risas) No sé cómo explicar todo este revival que estamos viviendo. Ahora a esos años ya los miramos como pasado, porque hasta hace poco parecía que seguían siendo historia viva. La realidad es que ahora ya ha llegado una nueva ola a la música vasca que ha superado aquel movimiento del rock euskaldun, toda esa época tan larga que hemos vivido. Yo creo que esa etapa ha quedado superada oficialmente (risas). Ahora hay una nueva ola que, por suerte, también es en euskera en su mayoría. Ya no es tanto rock and roll, han tomado el relevo la música electrónica y el pop. Como lo anterior ya se ha convertido en pasado, nos ha entrado el arrebato de recordar.
“En Gasteiz, en los años en los que viví en la ciudad, tuvimos la oportunidad de experimentar mucho con el bertso”
Pero a cualquiera le dicen hace diez años que en la escena vasca lo que iba a estar en boga es el reggaetón o la música electrónica en euskera y ni Jon Maia ni casi nadie se lo hubiera creído.
–Nadie, nadie, no se lo hubiera creído nadie. La sociedad vasca ha cambiado mucho en los últimos diez años en general y la música es un reflejo de ello. Ha habido una apertura a diferentes estilos, a estilos que quizás estaban más estigmatizados en el pasado. Igual es que ahora se nos ha relajado más la mente en este sentido y hay una apertura. La escena musical no deja de ser un reflejo de lo que se vive en la calle. A mí lo que me alegra mucho es que el euskera sea el idioma vehicular. Ahí tienes a un grupo de Yécora, En Tol Sarmiento, que es la banda que más gente mueve en Euskal Herria. Justamente Araba es como el patito feo que se está convirtiendo en cisne en este sentido.
Con ejemplos como...
–Ahí tienes la primera gran película de aventuras y mitológica en euskera, Irati. ¿Quién la ha hecho? Un gasteiztarra, Paul Urkijo. ¿Quién es la protagonista? Una actriz de Oion, es decir, de la periferia del euskera. Pues ahí tienes a Edurne Azkarate. También ETS viene de Rioja Alavesa. Y tenemos a Karmele Jaio, que está a la vanguardia de la literatura en euskera. Podría poner más ejemplos, pero creo que es evidente que Araba está teniendo una transformación y está adquiriendo un protagonismo que es justamente lo que quiero celebrar en Mendizorroza y lo que se va a ver allí, ese florecer de Araba, esa nueva identidad. Lo que vamos a vivir en Mendizorroza es mi homenaje a un territorio que tan difícil lo ha tenido con el euskera. La transformación cultural e identitaria está ahí, desde un pasado más rancio hacia un panorama cultural más que interesante.
Un concierto muy especial
El de este domingo es un concierto especial por muchos motivos, pero también por el hecho de ser el cierre de un festival solidario como el Aitzina.
–Desde el primer contacto que tienes con la organización del Aitzina notas que hay algo especial en el ambiente. Ves que tienen una estructura organizativa diferente a la mayoría de festivales. Ahí hay mucha gente voluntaria que trabaja por la causa que les une y notas mayor implicación de ciertas instituciones. Ves más mimo, más cariño en las cosas y eso a ti mismo te da una motivación extra y diferente. Al final, lo que más feliz hace al ser humano es poder contribuir a hacer un mundo mejor o sentir que ayuda a terceros. Eso es lo que mayor satisfacción le da a una persona en la vida, es lo que más te llena, poder apoyar a causas que están por encima de ti. Pero lo haces por el bien común porque hoy esa enfermedad puede afectar a ese chico pero mañana puede ser a tu hijo o a tu hija o a cualquiera. Hay que reunir dinero para la investigación de enfermedades raras que muchas veces se quedan al margen porque su tratamiento no es rentable para las grandes farmacéuticas. Las enfermedades raras no generan un mercado rentable para estas grandes corporaciones y eso supone que estamos condenando a gente a que no tenga solución. Así que tomar parte en el Aitzina no es solo ayudar a otros, es también sumar a un bien común. Eso es lo que más feliz me hace. Yo entiendo la música, además, como un instrumento para cambiar el mundo a mejor y para influir en la sociedad en la que vivo. No es que quiera ser cantante. No tengo ninguna ambición de ello. Tampoco necesito ser cantante para cantar, ya soy bertsolari. Lo que quiero es mandar un mensaje para ir hacia un mundo mejor.
“Entiendo la música como un instrumento para cambiar el mundo a mejor y para influir en la sociedad en la que vivo”
Habrá sorpresas de las que no podemos hablar, pero ¿qué se va a encontrar el público que acuda este día 29 a Mendizorroza?
–Se va a encontrar algo que es mucho más que un concierto. Cualquiera que haya venido a una actuación mía de Kantu bat gara y Kantu berri bat gara, que es el segundo disco, ya sabe qué es más que eso. Es un día especial, un evento que cada vez que se hace es único e irrepetible. Vamos a hablar de convivencia, identidad, salud mental, del idioma, de la memoria histórica, del futuro, del amor... siempre buscando la máxima emoción y belleza gracias a una banda llena de músicos de élite. Es un encuentro en el que planteo un viaje, desde la esencia de la identidad vasca hasta las nuevas identidades vascas de hoy en día. Entre medias hay canciones muy conocidas. En este caso, me estoy complicando todavía más. Habrá muchas sorpresas y muchas colaboraciones de gente muy, muy especial.
Podemos decir algunos nombres...
–Aparecerán por allí Karmele Jaio, Paul Urkijo, Edorta Lamo, gente de Izaskun Arrue Kulturgunea, Oihane Perea, emigrantes que han aprendido euskera, personas de Maskaraba que nos traerán personajes de los carnavales de todo Araba, los grupos de danzas Indarra y Jeiki... y un coro de 35 niños de Errenteria que ya ha colaborado conmigo. Habrá más de 100 personas involucradas en este concierto, que he querido bautizar como Araba lehen alaba.
Organizar todas esas agendas tiene que ser un poco complicado, ¿no?
–(Risas) Sí, tiene su cosa. Pero ya lo he hecho más veces y le estoy cogiendo el gusto. Me voy arreglando. Con todo, lo que sí tengo que agradecer es la predisposición de la gente. También ayuda que la actuación sea en un festival solidario como el Aitzina. Y yo también durante todos estos años he colaborado con mucha gente y siempre he tenido una relación muy buena con todo el mundo. La mayoría de estas personas, cuando descuelgo el teléfono, se apuntan. En el caso de Gasteiz pasa igual. Por eso quiero hacer este reconocimiento a los arabarras mediante estos invitados que vamos a tener. Es mi pequeño homenaje a todos ellos por ser parte de un lugar que ha sabido reconstruirse y crear una nueva identidad vasca mirando al futuro. Creo que va a haber momentos muy emotivos en Mendizorroza.