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El vino de Rioja Alavesa que se hace arte

El colectivo Kultur Buru expone ‘La verdad embotellada: una lámpara maravillosa’ en el Warhol

El vino de Rioja Alavesa que se hace arteAlex Larretxi

Desde hace un par de años, un grupo de artistas de la capital alavesa vienen compartiendo barra creativa en el Warhol, lugar donde nació y desarrolla sus actividades creativas el colectivo Kultur Buru. Al espacio de la calle Francia vuelve esta iniciativa, esta vez para exponer el proyecto La verdad embotellada: una lámpara maravillosa, trabajo en el que el vino, en concreto el de Bodegas Gontés, tiene mucho que ver.

Hasta el 18 de febrero, quien acuda al local se encontrará con una iniciativa que “establece un puente entre lo tangible y lo simbólico, entre lo real y lo imaginario”. Lo hace de la mano de cuatro artistas, que “han dejado su huella en etiquetas que trascienden su función, transformándolas en estampas que encarnan tanto la verdad como la ficción. Lo que comienza como una imagen impresa se transforma en un acto de transustanciación, donde el vino, sangre de la tierra, y el arte, alma de la humanidad, se entrelazan en un ritual único”, según explican desde el colectivo.

Una de las piezas expuestas en el Warhol

En las estampas “se materializa la conexión entre la tradición vinícola y la modernidad artística, recordándonos que tanto el arte como el vino son testigos de nuestra relación con el tiempo. Este ritual recupera una verdad antigua: la del arte y los oficios compartiendo una matriz común, donde lo bello y lo útil se confunden. El vino, como realidad palpable, encuentra en el arte una ilusión que amplifica su presencia. Y el arte, como juego de ficción, encuentra en el vino un anclaje con lo verdadero”.

Tierra y creatividad

Según describen desde el grupo de artistas, “esta propuesta celebra la transformación de lo simple en algo trascendental. Como el vino, que madura en el tiempo hasta convertirse en una experiencia que trasciende el paladar, estas etiquetas cuentan una historia de convergencia entre la tierra y la creatividad. En este espacio compartido, el vino y el arte no solo se encuentran, sino que se completan, invitando al espectador a participar en un rito que une lo real y lo imaginado en un mismo sorbo de esencia”. Todo ello sirviéndose de las etiquetas de la mencionada bodeja de Rioja Alavesa.

Una de las piezas expuestas en el Warhol

En este sentido, se apunta que el trabajo conjunto del colectivo y las bodegas “es un homenaje tanto a los oficios como a la creación artística. Nos remite a un tiempo en que las artes y los oficios compartían una verdad atávica que se resiste a desaparecer. Esa verdad, presente tanto en el trabajo del vinicultor que recoge la esencia de la tierra y en el artista que da forma a lo intangible, es lo que convierte esta colaboración en un auténtico acto de comunión”. Así “esta experiencia une lo funcional y lo estético, demostrando que el vino y el arte son dos lenguajes diferentes que cuentan una misma historia. Es un recordatorio de que, en su origen, el arte no era sino la búsqueda de lo esencial. Y el vino, como su compañero eterno, sigue siendo un testigo privilegiado de esa verdad”.