La enfermedad terminó por ganar la batalla el pasado viernes. El guitarrista, productor y profesor Arturo Blasco falleció dejando tras de sí una amplia y reconocida trayectoria musical, una senda compartida durante muchos años desde Vitoria.
De hecho, entre la escena gasteiztarra, durante todo el fin de semana se han repetido los mensajes de recuerdo y cariño hacia el creador y, sobre todo, la persona.
Erre Ke Erre de Potato, Carne para la picadora de La Polla Records, Espacio para volar de Vagón de Cola, Txapel Okerrak de 7 Eskale... sería interminable hacer la lista de discos que llevan su firma, muchos de ellos realizados con grupos alaveses.
Formado musicalmente en Gasteiz, Blasco también desarrolló su parte pedagógica en la capital alavesa, por ejemplo en su red de centros cívicos, donde enseñó sus conocimientos sobre la guitarra entre finales de los años 80 y mediados de los 90.
Desde una composición para los carnavales vitorianos de 1993 hasta la colaboración con Bingen Mendizabal en la banda sonora de la película Hotel y domicilio, pasando por los sonidos de la obra de teatro Frontera 908 (Enrique Loyola)... no hay que olvidar tampoco su colaboración con el programa Artes y Letras (Artes y Letras) o su faz de escritor-educador en la publicación del libro Escalas para Guitarra.
Una huella imborrable
Por eso, desde el pasado viernes, músicos y artistas alaveses como Kike Guzmán o Pedro Espinosa, entre muchos otros, han mostrado su pesar por la pérdida y, sobre todo, su reconocimiento “al gran músico” pero sobre todo “excelente persona”.
Desde tierras catalanas, Blasco cimentó su camino como profesor de Guitarra, Improvisación e Historia de la Música II en los Centres Educatius Jam Session (Barcelona).
Esa parte fue transcurriendo de manera paralela con su participación en diferentes bandas como Hijos del Agobio. Además, participó en un sinfín de bandas sonoras y composiciones para proyectos audiovisuales, y grabó decenas de producciones discográficas junto a grupos con un amplio recorrido profesional.
Siempre con Vitoria presente –participando, por ejemplo, en ciclos como Ondas de Jazz–, el músico tuvo que afrontar en los últimos meses una batalla por su salud que, por desgracia, terminó el viernes.