Fue el domingo 10 de diciembre de 2023. A media tarde, muchas personas del sector cultural alavés empezaron a compartir la triste noticia y a mostrar su pesar. A sus 73 años, el artista gasteiztarra Santos Iñurrieta había fallecido en Mallorca, donde tenía su residencia, y su lugar de creación, desde los años 90 del pasados siglo. También fue el instante en el que no pocas voces empezaron a hablar de los reconocimientos y homenajes que era imprescindible llevar a cabo para poner en valor su vida y obra.
Doce meses después, y más allá de las dos muestras que se han llevado a cabo en la capital alavesa este mismo año en su recuerdo, se siguen desarrollando diferentes proyectos para difundir y valorar la trayectoria del artista nacido en Gasteiz en 1950, de un creador que, tras pasar por la Escuela de Artes y Oficios, llevó a cabo su primera exposición en 1971, en los Salones de Cultura que la desaparecida Caja Municipal de Vitoria tenía en la calle Olaguibel. Fue el principio oficial de un recorrido prolífico, comprometido, crítico, divertido... “Como pintor soy totalmente naif”, decía en 2017 en este periódico, antes de presentar Ke usted lo pase bien en Artium.
A día de hoy, no hay ni una sola obra de Santos Iñurrieta posterior a los años 90 del siglo pasado en ningún museo o institución vasca
En lo personal, él tenía “una actitud vital valiente y honesta” recuerda su mujer, Joana Nicolau. “Lo políticamente correcto no iba con él. Le gustaba dar su opinión y siempre iba de cara”. Con palabras como cariñoso y divertido se define a un vitoriano que aunque pasó 31 años de su vida en Mallorca, siempre “alardeaba de ser vasco y nunca se desvinculó de sus amigos ni de su tierra. Viajaba frecuentemente a Euskadi mientras su salud se lo permitió y estaba muy al día de lo que se cocía en el mundo de la cultura de su país”.
Apasionado por su trabajo
“Es un artista reconocido en Euskadi, aunque no sé si lo suficientemente valorado”, comenta Nicolau. Lo cierto es que, a día de hoy, no hay una sola obra suya posterior a los años 90 del siglo pasado en ningún museo o institución vasca. Por lo tanto, en la actualidad es imposible contemplar alguna pintura reciente de Iñurrieta en su tierra.
Sin duda, es una situación que resulta chocante, cuando no llamativa y preocupante. Frente a esa aparente pasividad de terceros, él, hasta sus últimos días, tuvo en su cabeza “una maraña de proyectos”. Normal en un “apasionado por su trabajo” que “podía pasar de 10 a 14 horas al día creando en su taller”.
Como dice Nicolau, todavía es pronto para valora la huella artística del creador tras su fallecimiento. “Santos estuvo presente e implicado en momentos importantes del arte vasco, aunque le pilló siendo de los jóvenes. Su vocación outsider le llevó a una obra muy personal. Creo que Santos es un puente entre aquella Escuela de Arte Vasco comprometida con la vanguardia y la pintura más desenfadada de los 80 y los 90”. A partir de aquella última década del siglo XX, “empieza la etapa más particular de Santos. Un estilo pop, expresionista, surrealista, que mostraba una interpretación dislocada del mundo”.
Los próximos pasos
Él hace un año que no está, pero su obra, por supuesto, permanece. En la actualidad, hay varios proyectos en marcha en torno a su labor creativa. Es el caso de la elaboración de un libro que el autor encargó al editor Ata Lasalle, a su mujer Araceli Iranzo y a la propia Joana Nicolau. Paisajes para paseos personales reunirá todos los paisajes que Iñurrieta pintó durante su vida. Es “un género que le encantaba y era algo muy íntimo y especial para él”.
Se está elaborando el libro ‘Paisajes para paseos personales’ y se están preparando dos muestras en Donostia y Bilbao
Además, se están preparando dos exposiciones en torno a su obra que se van a realizar en Donostia, a lo largo de 2025, y en Bilbao, en este caso con la mirada puesta en 2026. De manera paralela, se está trabajando en el diseño de una página web en la que se podrá ver la pintura del artista alavés correspondiente a distintas épocas y temáticas.
Pero más allá de estas y otras acciones que se van a llevar a cabo en torno a su figura, el proyecto más importante que se está diseñando es convertir su taller en Mallorca en una casa museo “para que se pueda contemplar su obra en el entorno donde fue pintada”, explica su mujer. “El taller es un lugar grande y lleno de cuadernos de bocetos, escritos, colecciones y juguetes, un lugar perfecto para el estudio de su legado”.
Desde y en Vitoria
Entre 2017 y 2018 se produjeron en la capital alavesa las últimas exposiciones que Santos Iñurrieta propuso en su ciudad natal. Artium, Zas Kultur y Zuloa fueron los escenarios. En estos dos últimos lugares –situados en la plaza San Antón y en la calle Correría– este mismo 2024 se han llevado a cabo dos actos colectivos de homenaje.
Tributo a Santos se abrió en febrero de manera simultánea en estas dos sedes. En una, se vieron pinturas y obras gráficas de Iñurrieta cedidas por amigos del autor. En otra, se compartieron fotografías, pinturas, esculturas… creadas para la ocasión por diferentes artistas. Para su mujer fue algo muy emotivo, además, en “dos de sus espacios fetiche”, en una Zuloa “donde hacía acopio de libros y cómics que luego devoraba en Mallorca” y Zas. Es de agradecer –y Nicolau cita de manera expresa a Iñaki Larrimbe y Txintxu– “el esfuerzo y el cariño por organizar en tan poco tiempo un encuentro entre artistas y amigos tan entrañable”.
Así se vivió en una Vitoria que el creador dejó en julio de 1992 para trasladarse a Mallorca, donde la pareja ya tenía “casa, taller y perro”. Es decir, “no huyó” de la ciudad en diciembre de aquel año tras ser detenido por la Policía Municipal al intervenir en una de Ibarrola instalada en la Virgen Blanca. La mudanza fue algo previo a aquello, recuerda Nicolau, que en estos momentos trabaja en diferentes planos en torno a la obra de Santos Iñurrieta, una labor en la que está encontrando compañías imprescindibles como la de la artista Usoa Zumeta.