Fotografías que ayudan a crear una obra de teatro. Actores y actrices que no son solo modelos delante de la cámara. La simbiosis en este caso es total. Con la capital alavesa como escenario, quienes componen Teatracho y A2 Fotógrafos acaban de concluir una experiencia artística y formativa que nadie tenía prevista pero que ha terminado siendo toda una vivencia

Fue el pasado septiembre. La compañía de teatro no profesional estaba empezando a darle vueltas al que será su próximo espectáculo, una adaptación de Prohibido suicidarse en primavera, de Alejandro Casona. En paralelo, el espacio dedicado a la formación se puso en contacto con el grupo para solicitar la ayuda de sus componentes. La idea era que pudieran posar para quienes iban a realizar un curso en torno al retrato fotográfico.

Imagen de Nancy Alejandra Escobar Nancy Alejandra Escobar

“Cuando empiezas una obra de cero, una de las primeras cosas que tienes que hacer es crear el personaje: cómo anda, habla, gesticula… Justo estábamos en esa fase cuando llegó la llamada de A2 Fotógrafos y pensamos en unir ambas cosas, es decir, que los modelos fueran los personajes porque eso nos iba a ayudar a buscar un vestuario, unos gestos, unas formas de ser, de hablar... La idea era ir caracterizados y hacer allí una improvisación de nuestro personaje”, explica Judit Aldeguer.

¿Los que no existen?

El centro de fotografía ubicado en la calle Nueva Dentro ni se lo pensó. Dijo que sí al instante y abrió sus puertas a la propia Aldeguer, Cristina Arnáez, Teona Kurtanidze, Andoni Quintana, Toussaint Deguenon, Usune Revilla, Santi Basterretxea, Amparo y Edurne Uriarte. Bueno, a ellas y a ellos no, si no a esos personajes que solo existen en la ficción.

Imagen de Laura Moreno Marzal Laura Moreno Marzal

A cada sesión se presentaban los intérpretes pero ya caracterizados y asumiendo la personalidad de sus personajes. Nada de dejar ver su verdadero ser. El alumnado podía hacer todas las preguntas que quisiese, pero no a los actores y a las actrices, solo a quienes darán vida en Queda prohibido el suicidio en primavera, que se estrenará en otoño de 2025

“En la escuela siempre le decimos a todo que sí. Nos gusta que pasen cosas así, que todas las artes se puedan unir en un espacio y que sea un lugar donde colaborar”, apunta la fotógrafa y docente Arantxa Casaul. “A mí me hubiera encantado haber recibido este curso”, sonríe. En este caso, quienes han tenido esa oportunidad han sido Julio César Sánchez, Laura Moreno Marzal, Edurne Ainaga Egurcegui, Valentín Molinos Espino, Diego Gómez Pinedo, Antonio Sean Pérez y Nancy Alejandra Escobar.

Imagen de Edurne Ainaga Egurcegui Edurne Ainaga Egurcegui

“Este curso lo hemos hecho más veces, pero en esta edición, la sorpresa ha sido que vinieran actores y actrices desempeñando un papel. No es la representación de una obra, pero sí trabajar con cada uno de sus personajes”, dice Casaul. “Uno de los ejercicios que solemos hacer con nuestra directora, Kris Zurdo, pasa por hacer entrevistas entre nosotros a los personajes de los montajes que realizamos. Esta experiencia con A2 Fotógrafos ha sido algo parecido pero con gente de fuera de Teatracho”, añade Aldeguer.

Una de las sesiones entre el reparto y el alumnado

Una de las sesiones entre el reparto y el alumnado Cedida

La sala de la cicuta

Aunque a lo largo de los próximos meses la compañía gasteiztarra irá dando forma y fondo a su nuevo montaje, Queda prohibido el suicidio en primavera se desarrolla en una clínica un tanto particular. Allí la gente acude a quitarse la vida. De ahí también que el proceso vivido con el alumnado de fotografía haya tenido su aquel puesto que las preguntas durante las sesiones de retrato han sido de lo más curiosas.

“Estamos intentando hacer una adaptación en la que meter más humor y llevarlo todo a la exageración”, describe la actriz en torno a un montaje que tiene como escenario un hogar del suicida donde se puede encontrar una sala de cicuta o el espacio de las sogas. A pesar de lo peculiar del planteamiento, los y las estudiantes de fotografía “nos dieron una acogida muy buena”. En este sentido, Casaul señala que su alumnado “más que técnica, lo que más se lleva de esta experiencia es saber improvisar. En Cuba aprendí la frase: quien no tiene, inventa”. 

Imagen de Valentín Molinos Espino Valentín Molinos Espino

Ambas partes están más que satisfechas tras compartir una experiencia que acaba de concluir. No dudarían en repetir. De momento, Teatracho tiene que seguir preparando su próximo montaje. A2 Fotógrafos con su actividad habitual. Con todo, no se descarta poder hacer una exposición en la capital alavesa con las fotografías resultantes del proceso, así como una charla para poder dar a conocer esta fusión creativa entre teatro y fotografía.