La escritora Eva García Sáenz de Urturi, quien ha reeditado 'La vieja familia', la primera novela de 'La saga de los Longevos', cree que muchas veces se conservan "recuerdos idealizados" porque la gente se queda con los recuerdos que le pueden servir y va construyendo una persona que no es o que no era, sino que es la que cada uno quiere recordar en su cabeza.

La novelista (Vitoria-Gasteiz, 1972) asegura en una entrevista con Efe que los Longevos le han aportado una "visión más estratégica y pausada de la realidad". "Estos personajes ha sido como tener un consejo de sabios en la cabeza al que acudir para enfrentarse a diferentes situaciones o crisis", reconoce.

¿En que momento le surge la oportunidad de reeditar su novela 'La vieja familia?

Los lectores nos pedían en todas las firmas y a través de redes sociales que reditásemos la primera y la segunda parte de la saga porque estaban agotadas en papel en las librerías. Nos dábamos cuenta de que, dentro de internet, había una especie de fenómeno de culto y esas primeras ediciones se estaban revendiendo con precios desde 400 hasta los 760 euros. Con los años, iba aumentando el número de personas que pedían la reedición. Por tanto, se podría decir que ha sido una labor de escucha por parte de la editorial y ahora sacamos una edición de lujo, especial y de calidad.

¿Qué le han aportado los Longevos en este tiempo?

Tener el punto de vista de unos personajes que ya han vivido miles de años me ha aportado una visión mucho mas estratégica y pausada de la realidad. Personajes como Héctor, que tiene 28.000 anos, son personas que, ante acontecimientos como una pandemia, una guerra o cualquier tipo de crisis, tienden a verlo con la perspectiva de haber sobrevivido a muchas de esas cosas antes. Por eso, me ha gustado preguntarles y tenerlos en mi cabeza. Ha sido como tener un consejo de sabios.

¿Que conservamos en el presente de todos aquellos que estuvieron en el pasado?

Cada uno de nosotros, con las ausencias que tenemos a lo largo de la vida y con todos los duelos de las personas que hemos querido, conservamos recuerdos idealizados. A veces nos quedamos con aquellos momentos que nos puedan servir y vamos construyendo una persona que no es o que no era, sino la persona que queremos recordar en nuestra cabeza. Creo que eso es bueno y un mecanismo muy humano.

Reflexiona sobre qué pasaría si no envejeciésemos mas allá de los 25 años y si tuviéramos un gen longevo.

Una de las claves del éxito para que la gente siga considerando que es una de las novelas más importantes de su vida es porque trata el tema de la eterna juventud. Es decir, qué pasaría de manera realista y cómo sería nuestra vida si de repente más allá de los 25 años no envejeciésemos. Por eso presento una serie de personajes en la que cada uno, con su forma de vida, da una respuesta de cómo hubiese sido su vida y cómo sería psicológica y socialmente. Con este libro pongo al lector frente al espejo para preguntarle qué haría si se encontrara con una situación así.

¿La vida no perdería sentido si no se envejeciese?

La vida perdería sentido si se fuese inmortal. Si mucha gente supiera que no va a morir perdería el propósito de la vida. Pero es diferente a no envejecer, que significa que esa persona no tendría todas las enfermedades asociadas al envejecimiento y se mantendría eternamente en un cuerpo sano. En ese sentido, la vida tendría el mismo propósito que una vida tal y como la conocemos ahora.

Con este libro, además, le da una vuelta a las sagas sobre secretos familiares. ¿Qué mirada quería tener al respecto?

En la novela, a través de los 'flashbacks' históricos, vemos cómo se van relacionando los miembros de una misma familia. Esto tiene mucho que ver con el contexto histórico y con los valores culturales de cada territorio. Casi todas las ficciones tratan de conflictos familiares o, como decía Ana Karenina, todas las familias felices se parecen o cada familia infeliz lo es a su manera. Esto es una saga familiar y obviamente trata de los conflictos familiares a lo largo de los milenios, por eso es tan especial.

¿Han cambiado las formas de relacionarnos dentro de una familia?

Todo depende de la cultura y no solo de si estamos en otro escenario temporal, ya sea la Prehistoria o la Edad Media. No es igual la forma de relacionarse de una familia en China, en África, en Canadá o una isla perdida del Pacífico. Difiere incluso la misma definición de familia. Una familia que haya permanecido unida muchos milenios tiene muchísimos secretos entre ellos que ocultar, así como pactos y lealtades.

¿Somos muy diferentes a lo que fuimos en el pasado?

Yo creo que en el pasado por dificultades que había para sobrevivir, éramos animales más gregarios. En base a eso, hemos ido evolucionando. Ahora mismo, que nuestro problema diario no es la supervivencia física, estamos tendiendo más al individualismo porque ya no tenemos ese peligro físico y real y no necesitamos estar en grupos ni redes de apoyo como antes.

¿Cómo de crucial es Cantabria, que es el escenario principal, para que surja toda esta historia?

Es un lugar que da mucho de sí para una familia que haya nacido desde la Prehistoria y haya vuelto recurrentemente a su tierra porque guarda restos de estos años. Está muy presente en el paisaje todo el paso de la historia y de los restos humanos. Me venía muy bien para muchísimas escenas el ver a los propios personajes recorriendo su tierra e interactuando entre ellos.