El cuarteto barcelonés Dorian publicó a finales de octubre su décimo disco, Futuros imposibles (Intromúsica), un álbum “autobiográfico en un 80 %”, dice su vocalista Marc Gili, centrado en superar los momentos traumáticos “a base de positivizarlos”.

Con este trabajo bajo el brazo, la formación está de gira, un tour que este jueves pasa por la capital alavesa. En concreto, va a ser la sala Jimmy Jazz la que posibilite el encuentro con el público.

El espacio de Coronación abrirá sus puertas a las 21.00 horas, quedando todavía alguna entrada disponible.

Autores de canciones de éxito como Cualquier otra parte, La tormenta de arena y Los amigos que perdí, así como de discos como La ciudad subterránea y Justicia universal, en Futuros imposibles, que emparentaría con estos dos anteriores, Gili repasa sus miedos y cómo superar una ruptura sentimental, la muerte de un amigo o el existencialismo en diez piezas.

Resiliencia

Es el caso de Lo que recuerdo de ti, Algo especial, Elegía, El sur y A cámara lenta. “Es un 80 % autobiográfico, pero además de historias mías, como la ruptura con Belly, también habla de pérdidas, del lado oscuro, de las drogas en Barcelona en los primeros 2000, de duelos por muertes de amigos, pero enfocándolo en la superación positiva del luto”, expone Gili, para quien los futuros imposibles son “los que se vienen abajo porque algo traumático los convierte en eso, precisamente”.

“Pero, por cada uno imposible, se abren otros nuevos”, prosigue el músico barcelonés, que incide en que este disco va de “aprovechar las crisis para resurgir y no tomártelas como el fin del mundo”.

Porque “ante una circunstancia que te hace sufrir tienes dos opciones: el estancamiento o la superación positiva. O recordar buenos momentos. Si lo haces así, se supera el duelo más rápidamente y tienes una vida más equilibrada y poderosa. ¡Hay que autorresucitarse!”.

Con unas “letras sin tapujos” donde se vacía por dentro y conecta con mucha gente por tratar “temas universales”, Gili reconoce que a estas alturas de su vida duelen más “las pérdidas que las rupturas”.