El pasado agosto, la puesta de largo llegó en el Locarno Film Festival, un estreno que además fue premiado. No es el único galardón que en estos últimos meses ha ido atesorando Salve María en estos últimos meses en diferentes certámenes como la reciente Seminci. Pero es el momento de que llegue a las salas comerciales el filme realizado por Mar Coll tomando como referencia la exitosa novela Las madres no, de la escritora gasteiztarra Katixa Agirre. “Para nosotras, Katixa no es solo el punto de partida, es parte de la película”, dice.

¿Qué le atrajo del libro de Katixa Agirre? 

–Tenemos una amiga en común y me mandó su libro. Casualidades, yo en ese momento tenía un bebé de diez meses y, claro, la novela me interpeló mucho. Estaba en ese instante en el que un huracán ha llegado a tu vida y conecté mucho con el enfoque de la historia, con la mirada de Katixa, con su humor. Además, justo me estaba empezando a juntar con Valentina Viso –guionista del filme– para ver qué nueva película podíamos empezar a escribir. A ambas, la cuestión de la maternidad nos parecía que podía ser interesante y coincidió con el hecho de que me llegase la novela. Conectamos con su mirada, con cómo aborda la maternidad con todas sus aristas y sin complejos. También nos gustó la premisa que tenía de género. Nos pareció interesante contar la maternidad desde ese lugar más juguetón y estimulante.

Dice Katixa Agirre que, en realidad, ustedes han creado como otra historia, aunque su libro haya sido el punto de referencia. 

–El libro de Katixa tiene una adaptación que no puede ser literal porque es una novela que mezcla ensayo con crónica periodística, con... Lo bueno de su historia es que nos daba mucha libertad a la hora de plantear la adaptación. Sí que conservamos la mirada, el discurso y, evidentemente, la premisa dramática. Y hay una línea que está en ambas obras y que habla de la creación literaria. El punto de partida es la novela, lo que pasa es que nosotras, por las necesidades propias del lenguaje cinematográfico, necesitábamos una trama principal que tuviera una protagonista con un conflicto. Esa última parte, que tiene que ver con el arrepentimiento, está inventado por nosotras.

Cartel de la película 'Salve María'

Cartel de la película 'Salve María' Cedida

La escritora se refiriere a la película como oscura y turbia. ¿Lo comparte? 

–(Risas) Nosotras queríamos que fuese una película poco discursiva, muy vibrante, emocional y sensorial. No queríamos hacer un filme frío o analítico. Queríamos meternos en la piel de ese personaje que es tan conflictivo. Y en ese sentido, la experiencia tiene que ver mucho con el desasosiego de la protagonista. Pero he de decir que al final hay cierta luz. 

Ser madre en la época de las redes

Todo parte de un infanticidio. En esta sociedad en la que parece que todo tienen que ser ‘likes’ y ‘me gusta’, en la que la maternidad tiene que ser feliz sí o sí, parece que estas cosas no son posibles. Parece que una mujer de a luz y todo tiene que ir fenomenal. 

–Es un discurso que viene de lejos. A la sociedad le ha venido bien construir un relato de esta manera. De hecho, el título de la película hace referencia a la virgen María, a esa primera madre cuya imagen se vincula a la abnegación, la pureza e incluso a la virginidad. Son relatos que han dominado el espacio de la maternidad, aunque distan de ser completos. La maternidad es una experiencia compleja que genera siempre sentimientos ambivalentes. Pero si bien estos relatos vienen de lejos, las redes han hecho que la presión sobre las madres aumente. Es decir, las redes representan a unas supermadres perfectas que consiguen ir a yoga mientras son las mejores en el trabajo y preparan cien bocadillos a sus hijos. Eso puede generar una presión añadida a las madres. Dan lugar a unas expectativas sobre lo que deben ser y serán, que pueden hacer mucho más complicada la experiencia de la maternidad. Máxime en una sociedad como la nuestra, en la que cada vez estamos más aislados y donde la conciliación es una quimera

Le preguntaba por las redes también porque cuando se hace público el cartel de ‘Salve María’, Instagram pixela el pezón que aparece en él. 

–Es muy fuerte. No es una tontería. No entiende en qué puede ser un cartel ofensivo. Me parece que la sociedad va por delante de estos protocolos. No entiendo qué pasa, pero es algo que me parece bastante significativo sobre el mundo en el que estamos viviendo.

Ahora llega la película a las salas. Cuando llegue el último fundido en negro, a usted le gustaría que el público... 

–Creo que la película tiene un final emocionante. La gente se va a quedar conmovida. A partir de esta emoción, pienso que, cuando la gente se marche del cine, se encontrará con que le aparecerá el debate. Durante el filme vas a sentir cosas que no esperabas a partir de un personaje que, en principio, te podría generar rechazo. Desde ahí, puede nacer el debate, las ideas y el análisis porque el largometraje plantea cosas que son interesantes.