En realidad, allá por 2021, Verónica García-Peña tenía otro argumento entre manos. Pero volver a leer a Pío Baroja y reencontrarse con el cuento Mari Belcha, devolvió a la escritora y periodista alavesa a su niñez en Okondo. “Fue como un chispazo en mi cabeza”. Así que apartó ese otro título y empezó a crear su nueva novela, Hasta morir la muerte, “una historia de misterio histórico, amor y crimen” que tiene a su lugar de origen como escenario y protagonista.
La trama, como es lógico, exige cierta precaución a la hora de contar demasiados detalles. Sitúa al público en la localidad alavesa, ante un viejo caserío quemado que está en ruinas. Es Atxaga. Es un lugar prohibido, al que no se debe entrar, que guarda secretos, que huele de manera diferente por la presencia de las gardenias, que, según dicen, tiene un fantasma.
El libro propone al público adentrarse en “una historia de misterio histórico, amor y crimen” ambientada en la localidad alavesa
Ahí aparece una niña, la protagonista de esta historia, que comparte nombre con la abuela de la autora. El libro quiere ser un homenaje a ella –también por “enseñarme a querer el norte”– y a su lugar de origen, a un “Oquendo en el que crecí escuchando hablar de las lamias, de la diosa Mari o de Basajaun”, un aspecto mitológico que está presente entre las páginas de su cuarta novela.
Al fin y al cabo, Hasta morir la muerte propone al público adentrarse en la historia de varias familias y sus silencios, en el pasado y presente de un pueblo y sus leyendas, en la vida de la niña protagonista y su destino. Todo ello en un relato que discurre en plena Guerra Civil, aunque se hacen referencias a acontecimientos ocurridos de manera anterior, por ejemplo, a finales de la tercera guerra carlista.
Dejar un vacío
Aunque se hará una primera presentación oficial en septiembre en Gijón, donde en la actualidad reside la autora, y no se descarta una segunda en Zalla, donde vivió unos cuantos años, el libro se encuentra ya disponible para el público. De hecho, se lanzó a finales de junio y ya está dando sus primeros pasos entre los lectores y las lectoras.
“Cuando la gente termine la novela ojalá eche de menos los lugares, los personajes, el tiempo que ha pasado con ellos”, apunta la autora
Un público al que la escritora le propone un libro que, al acabarlo, “deje un vacío”. La novela, que cuenta “con un final emocionante”, busca que quienes la lean, tras terminar, “echen de menos los lugares, los personajes, el tiempo que han pasado con ellos. Me gustaría que, de vez en cuando, el lector se sorprenda a sí mismo, pensando en uno de los personajes. A mí todavía me pasa”, sonríe García-Peña.
Autora de títulos como El ladrón de sueños y La isla de las musas, la escritora reconoce que, en este caso, lo más complicado de afrontar el libro ha sido “mantener la verosimilitud. No es una historia real aunque haya anécdotas que sí lo son. Pero en cuanto metes mitología vasca, lamias, brujas, leyendas, la verosimilitud de la historia se te puede ir si no consigues que eso se vea con naturalidad dentro de lo que es la trama que estás contando”. Por ello hay un esfuerzo especial a la hora de “cerrar todos los círculos abiertos”. Con todo, ahora es el momento del público, de quienes se dejen atrapar por la historia de una bruja, tres familias y un secreto.