Desde hace varios días ya venía avisando el Azkena Rock Festival de que este viernes podía superarse un récord de asistencia a Mendizabala y lo cierto es que la gran afluencia de público en la segunda tarde de la edición de este año ha respondido a las expectativas. Desde que se han abierto las puertas del recinto, se ha notado más presencia de público, que se ha ido incrementando según han ido pasando las horas. Además, aunque parezca mentira decirlo, el cielo se ha comportado.
A las buenas sensaciones, desde primera hora de la tarde, se ha unido un inicio que ha salido como se esperaba. Bala es un dúo bestial y aunque el suyo ha sido un concierto corto, como corresponde al horario, la banda se ha hecho con Mendizabala nada más empezar.
Sin casi respiro ha llegado el momento de saldar la deuda con Ezpalak, otro de los damnificados el año pasado por la tormenta de la última jornada. A ellos les ha acompañado esta vez hasta el tiempo, no como le pasó el jueves a Brigade Loco.
Justo en ese momento de la tarde, en torno a las seis y media, ha empezado un baile que lleva repitiéndose desde que se abandonó la estructura de solo dos escenarios. Los famosos solapes, que a unos les encantan mientras que a otros fastidian tanto, han entrado en escena, cogiendo Dea Matrona el testigo de Bala, aunque a su manera, mucho más tranquila y pausada. Mientras Ghalia Volt abría los conciertos en el Trashville, las irlandesas han dejado parte de una tarjeta de presentación que habla de fórmulas ya conocidas y tal vez un poco manidas.
Otro solape terrible ha sido el que se ha producido entre Barry Adamson y La Perra Blanco. Eso sí, la noche y el día. Él le ha dado a la tarde esa pausa y delicadeza que siempre se agradece. Ella, y los suyos, ha hecho lo que mejor sabe, desplegar toda su magia y energía. La de la La Línea de la Concepción está haciendo tantas cosas y tantas cosas bien, que es una gozada verla.
Antes de la oscuridad de la noche
Casi sin tiempo de ver algo de Jo Carley & The Old Dry Skulls, en Mendizabala han vuelto a hacer acto de presencia Redd Kross, que parece que están viviendo su enésima edad de juventud, con nuevo disco sobre la mesa. Cuando uno tiene experiencia, saber hacer y fundamentos, todo es más fácil, eso sí.
Justo antes de que la frontera entre la tarde y la noche la marcasen L7 –ver crónica en esta misma página web– hicieron acto de presencia The Rain Parade. Todo hay que decirlo, ha sido el momento en el que unos cuantos han aprovechado para tomarse un respiro. El ritmo ha invitado a ello.