Entre el lunes y el viernes, la actividad sobre el escenario va a ser intensa. Nueve montajes y una gala de clausura van a dar forma y fondo a la quinta edición de la Semana del Teatro Musical de Marianistas.
Es un certamen abierto a todo el público, también más allá de Marianistas.
–Desde el principio hemos querido que sea una actividad que esté abierta a la ciudad, que cualquier persona pueda venir. Igual hay gente que piensa en una función escolar y ese tipo de cosas. Pero hay muchísimo trabajo detrás. La gente que ha venido en ocasiones anteriores se sorprende mucho de lo que ve. Es muy emocionante ver a las niñas y a los niños cantando y bailando juntos. Además, se cuida mucho la puesta en escena. El resultado sorprende mucho, la verdad.
Es todo un maratón porque en muy pocos días se ven nueve propuestas diferentes.
–Se organiza con paciencia y mucha organización (risas). La Semana, de todas formas, la vivimos tranquilos. Es ahora, en la parte previa, cuando estamos a tope. También con las familias, porque tenemos un grupo de voluntarias que nos ayudan siempre. Son, sobre todo, amas. Gracias a ellas es posible estar en el día a día.
La Semana cumple cinco ediciones, que ya supone haber hecho un camino importante. ¿Qué cree que aporta el certamen?
–El teatro musical está en auge en España. Es la tercera potencia mundial en teatro musical. Aquí en Vitoria, lo que estamos haciendo en la Escuela de Teatro Musical Marianistas, es muy valioso. La Semana es abrirse a la ciudad y mostrar el teatro musical desde un punto de vista diferente, puesto que quienes actúan son niños y niñas. Aquí se ve el trabajo y la ilusión del día a día, y eso es muy valioso.
Entre las nueve propuestas, ¿qué se va a encontrar el público?
–Los musicales que se proponen parten de mí. Hay una idea básica en todo esto que parte del hecho de que cada musical tenga un protagonista colectivo. Todas las personas que acuden a la Escuela de Teatro Musical Marianistas son igual de importantes y, por lo tanto, comparten ese protagonismo. Sí usamos canciones que existen, pero los guiones no son adaptaciones de producciones que ya existen.
¿Cuando pase la Semana, qué tiene que haber pasado para, como mínimo, salir con buen sabor de boca?
–Por mi parte, yo ya estoy satisfecha (risas). Es que llevo viendo el trabajo que están haciendo desde el primer segundo en septiembre y es una pasada. Ver cómo lo disfrutan y cómo lo viven, cómo se esfuerzan por aprender cada detalle es muy gratificante. De cómo lo tienen, sé que a la gente que acuda a la Semana o que lo vea online le va a gustar. Han trabajado mucho y sé que el público va a disfrutar viendo cada uno de los musicales.
Son 220 jóvenes intérpretes, que se dice rápido.
–Al final, trabajamos repartidos en una decena de grupos y eso facilita las cosas. Es verdad que en la gala de clausura están las 220 personas juntas. Es un momento muy especial porque se interpreta una canción grupal compuesta por Iñaki Piérola. Es algo que hay que ver y disfrutar, porque de repente el teatro se llena con su presencia y sus voces. Algo que nos gusta mucho inculcar es que estamos en una escuela de teatro musical. Es decir, todos conformamos un colectivo. Eso les llega porque ves cómo se ayudan muchísimo entre los grupos, cómo asisten a los ensayos del resto y se animan.