Son lugares, en algunos casos ya inexistentes, de su Asturias natal, de Galicia o de Bilbao, zonas marcadas por el peso del desarrollo industrial, aunque de ese ayer casi no quede ni una sola huella. Son sitios "extrañamente hogareños" que atraen la mirada de Alba Matilla para crear su particular Santuario.

Lo hace desde el trabajo con las nuevas tecnologías, desde lo virtual, desde herramientas como la fotogrametría, que permite la generación de imágenes en 3D de edificios y lugares, un instrumento que, por ejemplo, en la recuperación de la Catedral Santa María, hace más de dos décadas, fue fundamental.

Pero también desde la pintura, desde ese "refugio", desde esa "herramienta de pensamiento" que la artista siente como "el lugar desde el que me posiciono". Es el diálogo entre lo virtual y lo pictórico el que marca esta producción.

Una muestra que este viernes a las 19.00 horas se inaugura en Montehermoso, en el marco del acuerdo de colaboración que, en distintas etapas y bajo diferentes nombres, llevan años desarrollando el Ayuntamiento de Vitoria y la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco. Mantilla se suma ahora a este camino y lo hace encontrándose con el público hasta el 14 de abril.

MawatreS, la concejal de Cultura Sonia Díaz de Corcuera, Alba Matilla y Edurne González (Facultad de Bellas Artes de la UPV) Alex Larretxi

Muestra interactiva

Esos paisajes industriales abandonados, esas ruinas que guardan una memoria casi olvidada, son las que la autora ha ido recopilando en los últimos tiempos dentro de ese recorrido geográfico por el norte peninsular. Son imágenes que, a través de lo virtual, se hacen reales en el centro cultural de lo alto de la colina para generar una pieza central que propone al visitante un singular paseo.

No es como tal una pieza interactiva, "un videojuego, como lo he estado llamando en el proceso de creación", pero sí una obra para caminar por esos "paisajes olvidados" en lo real, "lugares muy cercanos para mí" y, en realidad, para cualquiera que tenga el más mínimo recuerdo de un pasado industrial no tan lejano.

En torno a ello se articula la pintura, creaciones que juegan con el mismo concepto para retratar sitios que o ya no existen o que parecen haber quedado congelados en su proceso de desaparición. Así, ambas partes se unen en esta conversación para invitar también a la reflexión.

Así lo van a poder comprobar quienes se acerquen hasta mediados de abril a compartir una muestra en la que también dejan su huella Diego Paredes y el dúo Lofácil, sin perder de vista el trabajo de MawatreS (comisario), así como de Esperanza Fuentes y Arturo/Fito Rodríguez.