Hubo un tiempo en el que las calles de Gasteiz conocieron de cerca al Gorka Urbizu estudiante. Durante muchos años, todos los de Berri Txarrak, el de Lekunberri volvió a la ciudad para demostrar ser maestro sobre los escenarios. Ahora que empieza esta nueva etapa, el creador regresa a la capital alavesa.

Lo ha hecho este martes para ofrecer una charla en Eva Forest Liburutopia. Lo hará jueves, viernes y domingo para actuar en la sala Kubik y presentar su aclamado Hasiera bat. Antes de todo eso, y con Vinylora como marco de excepción, habla de todo lo vivido en estas semanas desde la salida del álbum y lo que viene por delante.

¿Se siente un poco como un principiante... otra vez? 

–No es empezar de cero pero sí es un comienzo. Más que una sensación extraña, es excitante. Estoy super ilusionado porque creo que me he acercado a la música desde otro lugar. Estoy en un terreno que es casi virgen para mí tanto a nivel de estilo como en la forma en que se ha grabado este disco. Es un trabajo sin distorsión, grabado en analógico, en ocho pistas, sin casi hacer ensayos, que para mí ha sido la decisión más dura realmente. Sobre todo ha sido un trabajo de quitar.

Eso ha tenido que ser bastante complicado. 

–Sí, sí. Es que hemos ido a simplificarlo todo lo máximo posible. La verdad es que ahora mismo estoy muy ilusionado. Este disco me representa totalmente ahora mismo. Es una polaroid bastante fiel a lo que quiero expresar musicalmente.

No es un principiante porque saca el disco de sorpresa y corre como la pólvora, o porque ahora se permite el publicar un libreto especial sobre la grabación, que es un pequeño capricho que no es nada habitual en estos tiempos. 

–Sabes lo que pasa, que en todo este proceso no he tenido prisa. Ha sido una búsqueda. He estado dando tumbos, descansando, escuchando mucha música... Parar Berri no fue una decisión fácil. Pero lo necesitaba. El creador necesita vivir para tener cosas de las que escribir. También necesitaba quitarme un poco la marca, aún asumiendo que es la banda de mi vida. Hay una comunidad en torno a Berri que sigue ahí y me encanta. Pero requería despojarme un poco de eso y demostrarme a mí mismo que podía hacer otras cosas también. El libreto es, como decías, un capricho. Responde a que la grabación fue un tanto mágica, empezando por el espacio, un teatro antiguo. Nada más pisar el sitio por primera vez tuve la certeza de que de allí iban a salir cosas interesantes. Por eso hemos querido hacer un librito bonito, sencillo pero con el alma del disco. Todo el proyecto es sencillo, sin estridencias, te da sosiego. Nosotros lo presentamos y si te quieres unir, aquí estamos.

"Todo el proyecto es sencillo, sin estridencias, te da sosiego. Nosotros lo presentamos y si te quieres unir, aquí estamos"

¿Que si el público se quiere unir, pero si está dando tres fechas en Vitoria y está el lleno asegurado, igual que pasa en otros sitios?  

–Te digo en serio que no me esperaba esto, de verdad. Crear siempre tiene algo de mensaje en la botella, tú lo lanzas y vamos a ver qué pasa. Lo haces lo más bonito posible y evidentemente quieres que haya alguien al otro lado, pero nadie te lo garantiza. Lo que sí te puedo decir es que he puesto todo el cariño en estas canciones y que ha costado muchísimo llegar a este punto de desnudez y de crudeza. Es algo, además, que ha estado en todas las decisiones que hemos ido tomando.

Como soltarlo todo de golpe. 

–Eso es, sin adelantos, escapando de todo este ruido y velocidad que nos machaca y que le quita, realmente, todo el alma a la música. Hemos intentado que la gente le pudiese dar un tiempo de calidad al disco. Esa es la propuesta. Si te quieres unir, genial. Y si no, no pasa nada, faltaría. No te voy a dar la brasa. Quería que la gente llegase al disco sin condicionantes, algo que hoy es excepcional. No hubo adelantos, no hubo ningún aviso, nadie sabía en lo que estaba porque lo he llevado todo en secreto. De repente llegó un lunes de enero, el que llaman Blue Monday, y había diez canciones nuevas de Gorka Urbizu que nadie sabía que existían. Nadie te dijo antes de escuchar las canciones si eran pop, rock o lo que fuese. No di ni una sola entrevista hasta tres o cuatro días después. Quería que cada persona sacase su jugo al disco. Eso me parece importante, darle prioridad a las canciones y luego al oyente. Luego ya te explico cómo lo he hecho y todo lo que quieras. Pero primero, hazte tu película. 

Pero la respuesta ha sido brutal. 

–Sí, igual es la anti-estrategia tal y como se hacen las cosas ahora, pero ha funcionado. No quería andar con eso de se vienen cositas... Pasaba de ese rollo totalmente. El disco es sosiego, paz, como un refugio que te abraza. Sin embargo, la respuesta, como dices, ha sido brutal. Tengo una sensación de gratitud increíble. En realidad, el álbum tiene un alma muy minimal, es algo pequeño de espíritu. Es muy bonito, tiene algo vivo que me encanta, pero no es un disco como para se cree esta vorágine. A priori, a mí me ha chocado todo lo que ha pasado. Pero bueno, no me entiendas mal, super feliz y bienvenido todo lo que está sucediendo con este trabajo.

"No quería andar con eso de se vienen cositas... El disco es sosiego, paz, como un refugio que te abraza. Sin embargo, la respuesta ha sido brutal"

Es un trabajo que a determinados seguidores de Berri Txarrak les ha pillado con el pie muy cambiado. 

–Soy consciente. Al fan de Berri al que solo le interesa la distorsión, el rock duro o la parte más dura de Berri, probablemente este disco no le interese. Pero en general la respuesta ha sido como muy respetuosa también en este sentido. La gente ha entendido que esto es lo que ahora me nace y que siempre he sido fiel a ese instinto. Eso es innegociable. Habrá personas a las que no les habrá gustado o que se habrán llevado decepción. No pasa nada. Yo he intentado ser lo más honesto posible con lo que ahora me apetece hacer. Me bajé de un tren en marcha y ahora me apetece esto.  

Después de estar cinco años parado, por lo menos de cara al exterior, reactivar conciertos, entrevistas, presentaciones... ¿complicado? 

–Mucho más complicado que seguir una inercia de algo que ya está en marcha y que funciona. También te digo que he estado muy a gusto haciendo el disco, pero toda la preparación de la gira y del lanzamiento ha sido un periodo de mucho estrés. Claro, ahora estoy solo por así decirlo. Esto va con mi nombre y mi apellido. Hay dos parapetos que me he quitado con esto: uno es la distorsión; otro, el de estar detrás del nombre de una banda. Lo más lógico y honesto con el disco era que llevase mi nombre.

Es que parece casi un diario. 

–Un poco sí. De hecho, hay canciones que pensaba que eran como demasiado íntimas y decía: ¿a quién le van a interesar?. Me pasó con Etxe bat. Es una escena doméstica, con mis sobrinas, mi perro, mis padres... y creí que no le iba a interesar a nadie. Y mira, ahora todo el mundo está con esa canción. Es evidente que ha conectado. En el fondo, es una canción que habla del paso del tiempo y del miedo a perder lo que ahora está bien. Es alucinante ver que algo que nace de tu intimidad más profunda puede llegar a esto.  

Durante 25 años ha sido salir al escenario para ofrecer un tipo de conciertos, con una producción determinada, una puesta en escena... Y este disco pide algo totalmente diferente. 

–Sí, la verdad. Una de las claves, para mí, está en que he conseguido montar una banda alucinante. Hemos dado solo tres conciertos pero ya noto que esto va a ser muy grande. Las sensaciones están siendo brutales. También te confieso que durante estos cuatro años no he echado de menos el escenario. Realmente necesitaba parar y ver la música desde fuera. Quería también fijarme en lo que hacen los demás y disfrutar de los bolos de otros. Ahora que el disco está fuera, sí, me apetece un montón tocar. En este arranque de la gira tengo la sensación de alivio y de que está saliendo brutal. Es que el otro día tocamos en Donosti un tema de Katamalo que igual tiene doce años y la gente lo cantó como si estuviéramos en un estadio argentino (risas). Justo interpretamos después una de las canciones nuevas y yo pensaba que, claro, no iba a suceder lo mismo. Pero empezamos a cantar y la peña estaba igual. Fue alucinante. ¡Es que el disco tiene un mes!

Eso también tiene un punto peligroso como creador, porque puede uno llegar a pensar que puede hacer lo que sea. 

–(Risas) No, no, no. A estas alturas eso ya no me pilla. El primer concierto del otro día fue muy liberador. Salió todo muy bien. Y al día siguiente teníamos el segundo consecutivo en Donosti y estábamos todos en ese punto de relajación de ya sabemos que funciona. Pero tuvimos una reunión en el camerino y quedó claro que todos los días hay que estar en el mismo punto. Me dejo la piel en todo lo que hago. Eso es también innegociable. Si voy a hacer algo a medias, no lo voy a hacer. En el arte te tienes que dejar todo. Así que no tengo la sensación de que haga lo que haga, va a funcionar. Siempre quiero hacer algo de calidad que sea honesto con lo que siento en cada momento.

Por cierto, ¿le ha dado tiempo a escuchar el disco como un oyente más? 

–Me da mucho palo escuchar mi propia música. Sabes que nunca leo una entrevista mía. O ver un vídeo. Para mí es un poco tortura. Pero ahora sí es que estoy leyendo algunas cosas. Me están llegando muchos mensajes y estoy muy emocionado. Mucha gente me está diciendo que es ese disco que necesitaba. Eso me da a entender que estamos todos un poco estresados y perdidos, que hay algo feo en el ambiente. Este disco es como un bálsamo o es lo que me está diciendo la gente.