Todavía no hay fechas concretas, pero se espera que con el arranque del nuevo año, Álava cuente por fin con una nueva fiscalidad para varios ámbitos del sector cultural del territorio, siendo el cambio más evidente el que se va a introducir con la mirada puesta en la producción audiovisual. En realidad, en este último punto se esperaba haber podido dar pasos mucho antes, pero se ha tenido que esperar al visto bueno de la Unión Europea.
Según indicó ayer la institución en una nota de prensa, se inicia ahora “el proceso para la aprobación de una norma foral que establece unos nuevos incentivos fiscales a la industria creativa y audiovisual, tras recibir la comunicación oficial de la aprobación por parte de la Unión Europea”. El objetivo de esta iniciativa en palabras del diputado general, Ramiro González, es” potenciar el sector audiovisual y cultural aumentando su competitividad y facilitando el establecimiento de nuevas producciones audiovisuales en el territorio y el desarrollo de un sector económico productivo importante para el futuro de Álava”.
A partir del nuevo año
Ya desde hace años, la Diputación tenía sobre la mesa la idea de adecuar su normativa para poder competir, en un primer momento, con Navarra, cuyos beneficios fiscales siguen atrayendo a no pocos rodajes. Eso sí, fue el paso dado por Bizkaia hace poco el que terminó por evidenciar que Álava tenía que adecuarse ya al nuevo escenario.
La norma que se quiere sacar adelante “plantea mejorar el régimen de deducciones sobre el coste de producción, copias, publicidad y promoción de las películas, ya sean estatales o extranjeras”. También apunta a “un tratamiento fiscal especial para aquellas producciones impulsadas por directores noveles o mujeres”. Eso sí, todo esto se aplicará a creaciones a partir de 2024. No será posible la retroactividad a enero de 2023 como había anunciado Diputación.
En este sentido, las deducciones estipuladas para las producciones audiovisuales varían entre el 50% y el 60% dependiendo del gasto realizado en Euskadi. En el caso de las obras en euskera se desgravaría un 10% más que en las obras de carácter general. La deducción máxima aplicable en cualquiera de las situaciones será de 10 millones por obra y en el caso de las series 3 millones por capítulo.
Esto supone, como también va a hacer Gipuzkoa, ponerse al mismo nivel que Bizkaia y así poder ofrecer el mejor escenario posible para la producción audiovisual en territorio europeo.
En lo que respecta a las artes escénicas y musicales, se introducirá una deducción del 30% para obras generales y del 40% para obras en euskera en la cuota líquida del impuesto sobre sociedades. La base de esta deducción está constituida por los costes directos de carácter artístico, técnico y de promoción y la deducción máxima será de un millón por contribuyente. En esta línea, al menos el 50% de los beneficios de estas obras se tendrán que destinar a la reinversión de nuevos espectáculos en vivo, en un plazo de cuatro años desde el inicio del ejercicio de su obtención.
La deducción correspondiente a la edición de libros que permiten la confección de un soporte físico previo a su producción industrial seriada dará derecho a una deducción del 5% de la cuota líquida.