“Cada día me siento más cómodo como pintor, aunque hago lo que puedo”, dice Simónides. “Sigo aprendiendo”. Así se expresa antes de que Zuloa presente al público su última exposición, una muestra que recoge buena parte de la producción realizada por Ernesto Murrillo en los dos últimos años. “Hay ideas muy variadas”, apunta, aunque su sello, tanto en las formas como en los fondos, es evidente. El trabajo se inaugura este viernes a las 19.30 horas.
A estas alturas de su trayectoria, no hacen falta presentaciones. El camino del dibujante habla por sí solo. Además, se necesitaría mucho más espacio que éste para describirlo. El de pintor, eso sí, se ha hecho público en muchas menos ocasiones. La última vez que, por ejemplo, se mostró en Zuloa fue en 2018. Ahora vuelve y lo hace, en principio, para encontrarse con el público hasta el 9 de marzo.
No se descarta, de todas formas, que igual se acorten algo los plazos puesto que tras el fallecimiento de Santos Iñurrieta se está trabajando en un homenaje a varias bandas que incluiría una muestra en la librería. Casualidades de la vida o no, la última vez que ambos artistas hicieron una exposición en Zuloa fue el mismo año.
“Hacer risas”
“Me gustaría poder enfrentarme a un lienzo en blanco, pero no puedo. Necesito tener algo previo”, confiesa el autor. Sobre esa base se construyen cuadros “costumbristas, obras en las que hay crítica social, dadaísmo, ironía...”. Se presentan escenas tal vez imposibles aunque su contacto con la realidad cotidiana y actual sea más que evidente.
“También se trata de hacer risas”. De hecho, defiende que “la pintura no tiene que estar sacralizada” y por eso subraya el papel y el peso del humor. Es, por supuesto, una senda también hacia la reflexión para quien la quiera transitar, que a buen seguro serán la mayoría de las personas que a lo largo de estos meses pasen por el espacio del Casco Viejo.
Sostiene Simónides que “la gente sabe más de pintura de lo que parece” y defiende, en este sentido, que a un cuadro “no le hace falta toda esa palabrería inteligible” que en diferentes ocasiones se utiliza en el arte contemporáneo para intentar justificar o explicar una obra. Él apela de manera directa al público, más allá de la libertad de cada uno para ver e interpretar.
La muerte, la política, los comportamientos sociales... nada escapa a una mirada que está influenciada por su labor en el cómic pero que ofrece otra visión de la faz artística de Ernesto Murrillo. Así lo van a poder comprobar quienes acudan desde esta viernes a una muestra en la que Simónides abre toda la paleta de sus universos. Mientras tanto, “yo sigo dibujando; me sigue gustando”, sonríe. Pintor y dibujante se complementan, se alimentan y se entienden. Este es un buen ejemplo de ello.