Son infinitos los momentos que a cada segundo ocurren delante de los ojos de cualquier persona. No hace falta estar haciendo nada especial. Basta con andar por la calle. Tantas cosas suceden sin que uno ni siquiera se percate. Pero Diego Burgos tiene educada su mirada para justo detenerse en esos instantes de vida. Además, hacerlo con la cámara a mano.

Instantes de vida entre gentes y lugares

Queda patente en esa galería virtual que él propone a través de Instagram. También en las muestras que ha realizado hasta ahora en diferentes puntos de la capital alavesa, como Fundación Vital o Old Tower Stuff. Ahora, en el marco de la quinta edición de Arabaclick, el creador gasteiztarra está siendo uno de los protagonistas del encuentro fotográfico. Hasta mediados de este mes, presenta en la sala Amárica la exposición Espejos y ventanas, comisariada por Gustavo Bravo.

Instantes de vida entre gentes y lugares

Calles, carreteras, parques, bares... ya sea a la luz del día o cuando la oscuridad de la noche pide paso. Son el principio y el final de este proyecto, de un trabajo en el que gentes y lugares comparten la mirada del autor y del público. Se presentan a modo de dípticos, como si se quisieran fijar las coordenadas del quién y el dónde para completar el mapa de esa cotidianidad que esconde mucho más de lo que, a simple vista, parece contar.

Instantes de vida entre gentes y lugares

Encuentros fortuitos

Dice Bravo que “el universo propio de Diego Burgos se genera mediante una exploración social que provoca encuentros fortuitos y fugaces en los que los gestos, miradas e instantes conforman una suerte de alaridos colectivos que, al mismo tiempo, desvelan una profunda búsqueda interior del autor”. Él ha sido el comisario que ha acompañado al autor durante el proceso de creación de una muestra que empezó a gestarse el año pasado.

También en el contexto de Arabaclick, imágenes del creador fueron seleccionadas en 2022 y sirvieron para que Burgos recibiese una beca para llevar a cabo un proyecto que es justo el que se expone ahora en Amárica. “Hago las fotos que hago y punto. Me echo a las aceras bulliciosas, en medio de transeúntes que me lanzan miradas recriminatorias unos, otros me observan con curiosidad o se acercan a mí”.

Con la referencia siempre presente de Garry Winogrand sin perder de vista a otras firmas referentes de la fotografía, “salgo a la calle y mi mirada se detiene en la vida que pasa por mi lado. Personas, perretes y objetos que mi ojo y el objetivo de mi cámara convierten en memorias y experiencias propias. Sin apenas reparo, pidiendo perdón antes que permiso, registro imágenes que llevan asociado un mundo de metadatos de emoción, sentimientos”, deja escrito Burgos. Aunque su verdadero lenguaje es el que ahora se comparte en Amárica.