“No soy okupa, soy arquitecta”, sonríe Marina Otero Verzier. Aunque incluso esa palabra se queda corta a la hora de abarcar la trayectoria profesional que viene desarrollando esta experta que hoy llega a Gasteiz de mano de la bienal de arquitectura Mugak/.

Será en Artium donde ofrezca, este martes a las 19.30 horas, la charla Arquitectura de Apropiación: sobre la okupación como práctica espacial, que tiene como punto de partida el análisis de diversas arquitecturas okupadas en los Países Bajos.

El acceso será gratuito, igual que para la conferencia de José María Torres Nadal (Arquitectura… a pesar de Delirio de Nueva York), que se producirá en el mismo lugar, pero una hora antes.

En el caso de Otero, la intención pasa por mirar de frente a una situación que se repite en muchos países en los que se ha optado por priorizar el derecho a la propiedad frente al derecho a la vivienda. “Vemos muchos pisos vacíos que se usan para especulación inmobiliaria, como repositorios de capital, a la espera de que el dinero crezca.

Pero al mismo tiempo tenemos a mucha gente que no tiene acceso a la vivienda” y es aquí donde ella plantea su trabajo en torno a la okupación en los Países Bajos.

Consciente de que en España la cuestión genera un debate “que se ha alimentado desde los medios de comunicación y desde ciertos sectores de la sociedad”, la arquitecta pone sobre la mesa la vida y el desarrollo de comunidades que han buscado y conseguido generar “espacios de habitabilidad para poblaciones en riesgo de exclusión, como pueden ser personas migrantes y también estudiantes, gente mayor o personas que creen en esta manera de cohabitar”.

“Es lo que quiero transmitir para ver que hay otros modelos de entender la vivienda, su relación con el mercado y los derechos de los ciudadanos. Igual la idea de la okupación genera ansiedad entre la población pero hay países como Holanda donde este modelo ha funcionado muy bien durante mucho tiempo sin causar ni grandes estragos ni problemas sociales. De hecho, la okupación es una práctica que socialmente está muy aceptada en los Países Bajos” dice al tiempo que recuerda que “grandes arquitectos y artistas empezaron sus caminos siendo parte de esas comunidades”.

Lugares de transformación

Su trabajo como directora de investigación del Centro Nacional de Arquitectura, Diseño y Cultura Digital de los Países Bajos está en el origen de este estudio sobre el modelo de okupación, un análisis en el que, por ejemplo, se habla de cómo el hacer de estas comunidades ha servido para que “muchos edificios históricos no cayeran en manos de la especulación y que se mantuvieran”.

Edificios que en muchos casos se han convertido en centros de cultura tan reseñables que “han recibido el apoyo de los ayuntamientos. Han conseguido mantener un tejido de ciudad que de otra manera hubiera desaparecido”.

Por ello, Otero explica que “me parece sano desmitificar algunas ideas sobre lo que supone la okupación. Es verdad que pueden existir mafias o prácticas problemáticas, pero, en general, las comunidades okupas están bien organizadas y hacen protocolos muy claros”.

Por eso, con la charla busca poder “instigar unas conversaciones diferentes sobre lo que implica tener una política de vivienda en la que el derecho a la vivienda sea el principio fundamental”.

Partiendo de la base de que “si tienes una casa vacía puede ser por muchos motivos, pero el fundamental es que no la necesitas”, la experta asegura que “ver la vivienda como una inversión es una idea que se ha generalizado y que es un problema porque está haciendo que nos expulsen de las ciudades a muchísimas personas”.

Aparecen aquí conceptos como el de la especulación inmobiliaria, sobre todo cuando se juega con parcelas en las que se quiere construir desde cero y para ello se deja morir lo ya existente.

“Ahora hay un movimiento muy importante entre arquitectos de toda Europa para detener este tipo de procesos. No solo son prácticas contaminantes, sino que además ponen en peligro tejidos culturales y sociales”.

El caso de Errekaleor

Otero es consciente de que estas y muchas otras cuestiones se van a plantear en una ciudad que cuenta con todo un barrio okupado. “Me parece fascinante que hayan conseguido mantener esta okupación durante tanto tiempo”, aunque apunta que “no soy una experta en este caso”.

Aún así, antes de venir a Vitoria se ha puesto en contacto con Errekaleor Bizirik. Ha habido una invitación por su parte para tener una charla pública que, por ahora, no ha tenido contestación, aunque desde el barrio sí ha habido una propuesta para “quedarnos con ellos en sus instalaciones”.

Así lo describe la también comisaria, que acaba de ser escogida por el Reina Sofía para formar parte de su comité asesor de arquitectura y diseño.

“Si hay algo muy interesante que tiene el arte contemporáneo es la capacidad de transmitir ideas y abrirse a mundos que parecen imposibles de imaginar. Hay mucho de la manera en la que se experiencia el arte que los arquitectos tendríamos que incorporar. Muchas veces los espacios donde se están discutiendo las ideas más avanzadas son ambientes del arte contemporáneo y por eso mucho de mi trabajo ha virado hacia ahí”, dice.