La cita con el público será el 20 de septiembre a las 19.30 horas sobre las tablas del Principal. La Banda Municipal de Música de Gasteiz, bajo la batuta de Luis Orduña, abrirá en ese momento su nueva temporada de abono, una programación que, en esta ocasión, se centra en diferentes artes. Es la danza la primera de ellas, la gran protagonista de una inauguración muy especial puesto que se estrenarán dos coreografías de Arantzazu Susunaga a las que darán vida los integrantes de la Compañía Nacional de Danza, Celia Dávila y Daniel Lozano.

Las gasteiztarras Susunaga y Dávila junto al madrileño Lozano. | FOTO: J.M.

Pero para llegar a ese momento con todo limado hasta el último detalle, hay muchas horas de trabajo invertidas. Por ejemplo, las que esta semana, hasta hoy mismo, están dedicando Susunaga, Dávila y Lozano a ensayar en las aulas –vacías por las vacaciones– del Conservatorio Municipal de Danza José Uruñuela. Una labor que discurre bajo la atenta mirada del artista Juan Arrosagaray, que está registrando unos encuentros a los que también ha asistido Orduña, aunque la agenda de la Banda en estos días previos a La Blanca está llena.

La Banda de Vitoria se pone en danza

“Espero que la gente, cuando lo vea, disfrute del resultado y se quede con ganas de más, también porque, al final, aquí danza se ve muy poco”, apunta Dávila, que tiene claro que la actuación del 20 de septiembre tiene otro aliciente muy importante para ella: “creo que en 2015 fue mi último festival como parte del José Uruñuela en el Principal. Llevo ya ocho años fuera de Vitoria y volver a bailar en el teatro me produce mucha ilusión. Es bonito para mí volver a mi teatro de toda la vida, a mi casa, a mi ciudad”.

La Banda de Vitoria se pone en danza

La Banda de Vitoria se pone en danza 2 Carlos González

Desde 2019 ella es parte de la Compañía Nacional de Danza, a donde Lozano llegó en 2022, volviendo a su Madrid natal tras pasar por la Opéra National de Paris y el Teatro alla Scala de Milán. “Este es un proyecto importante, sobre todo para Celia porque es volver a su tierra y yo estoy encantado de poder defenderlo junto a ella. Además, no había estado antes en Vitoria, así que esta experiencia para mí también es un descubrimiento en cuanto a la propia ciudad y su gente”.

La Banda de Vitoria se pone en danza

La chispa

Aunque con orquestas es más habitual este tipo de formatos, no así con bandas, más allá de que la de Vitoria y el Uruñuela han colaborado en ocasiones anteriores. Con todo, “es la primera vez que nos vamos a enfrentar a algo así. Y para esta experiencia vamos a contar con profesionales de mucho nivel y calidad”, describe Orduña, de quien partió la idea temática de esta temporada y también este recital dedicado a la danza.

Para hacer realidad esa idea recurrió a Susunaga. “Una cosa curiosa de Vitoria es que cuando te pones a profundizar en bailarines y bailarinas, te encuentras con que hay un número importante de personas que han salido de aquí y que están en diferentes países desarrollando carreras potentes”, explica el director de la Banda, así que la primera intención era juntar a dos intérpretes locales, algo que las agendas y la lejanía han hecho imposible. Fue Dávila quien propuso a su compañero en la Compañía Nacional de Danza para compartir al final esta propuesta.

En paralelo, Orduña y la coreógrafa alavesa –quien durante su etapa de bailarina profesional desarrolló su trayectoria en compañías como la Stuttgart Ballet, el English National Ballet y la del Theater Görlitz antes de volver a Gasteiz para compartir sus enseñanzas– decidieron sobre qué composiciones trabajar. La primera es Sleep, de Eric Whitacre. “Si escuchas la música sola, es algo muy íntimo, casi lúgubre. Pero al verlo con la danza, la música se eleva y los bailarines crean una atmósfera especial”, describe Susunaga. La segunda es Tatarian dances, de Elena Roussanova. “He hecho algo muy clásico. De hecho, me he sorprendido a mí misma. A Celia y a Daniel les puedes pedir todo lo que se te ocurra porque lo hacen. A eso se une que la música juega un papel muy importante porque es muy potente, clásica y estructurada”.

Además, la Banda interpretará en ese primer concierto de abono Downey Overture de Oscar Navarro, La ruta de David Pont y Armenian dances de Alfred Reed. “Todo tiene a la danza como hilo conductor, aunque vamos a llevar al público por sonidos diferentes” como la pieza de Pont, que está basada en la Ruta del Bakalao, describe Orduña.

Una preparación exigente

El trabajo no está siendo sencillo. “Es complicado porque el montaje hay que crearlo desde el principio”, define el director de la Banda, quien apunta que ha encontrado en Susunaga “una de esas personas con las que es una gozada hacer proyectos. Siempre ve lo positivo y trabaja mucho por sacar todo adelante”. De hecho, la coreógrafa y sus bailarines están sacando tiempo de donde no lo hay para ir dando forma y fondo al resultado final.

Primero haciendo un trabajo previo a través de FaceTime, aunque fue complicado afinar demasiado a través de la pantalla. Así que en esta semana en la capital alavesa se está avanzando de manera definitiva. “Están siendo días intensos porque estamos aprovechando todo el tiempo que podemos”, ensayos que también se están grabando para que los bailarines puedan seguir ahondando en la labor cuando regresen a Madrid, teniendo en cuenta las indicaciones y correcciones.

Es algo que hacer mientras ambos siguen cumpliendo con sus compromisos con la Compañía Nacional de Danza, lo que se traduce, por lo menos visto desde fuera, en una agenda casi esquizofrénica. “Estamos más que acostumbrados y contamos con un método de trabajo instaurado. Sabemos organizarnos para compaginar la labor en la Compañía Nacional de Danza y proyectos así”, dice Lozano.

El punto final de todo este camino que se inicio con la idea de Orduña llegará el 20 de septiembre. Un día en el que Dávila sabe que habrá muchas personas cercanas a ella viéndola en el Principal. También aquellas amigas de su cuadrilla que hace unos años, cuando estudiaba en el Uruñuela, le decían que estaba un poco loca. “Me lo siguen diciendo”, sonríe. “A la gente de fuera del ballet, le sorprende todo mucho. Alucinan con el mundillo, con cómo trabajamos”.

El ensayo sigue. Hoy se producirán los últimos encuentros entre bailarines y coreógrafa. La próxima visita a Vitoria ya se producirá justo antes del concierto y ahí entrarán también en juego los músicos de la Banda Municipal de Música de Vitoria. Sobre el escenario, entre medio de unos y otros, estará Orduña. Entre bambalinas, Susunaga. En las butacas, un público expectante.