Si algo suele caracterizar siempre a la programación que el Festival de Jazz de Gasteiz desarrolla en el Principal es la variedad de propuestas, algo que en este 2023 se está ejemplificando a la perfección. Manel Fortiá es el paradigma de ello. El lunes estuvo sobre las mismas tablas dentro del proyecto de Adrián Royo. Este viernes volvió al mismo escenario pero con su última propuesta, un Libérica que poco tiene que ver con lo mostrado con el conjunto del pianista mirandés. Bueno, sí hay un punto en común, el interés por ahondar en los sonidos más cercanos, en el folklore, pero desde la óptica del jazz actual.

Con algo menos de media entrada, el contrabajista puso de largo en la capital alavesa a esta aventura en la que el flamenco, los sonidos de su Cataluña natal y el jazz se encuentran demostrando que, tampoco en la música, hay fronteras por mucho que algunos se empeñen en hacer muros y separaciones. Sobre la tablas estuvieron junto a él Pere Martínez (cante), Eva Fernández (saxo y voz), Max Vilavecchia (piano) y Raphael Pannier (batería).

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A pesar de la pandemia, en 2021 se publicó Arrels, la primera referencia de este proyecto impulsado por Fortiá tras su estancia en Nueva York. Con él bajo el brazo, acudió a Gasteiz, demostrando que Libérica ha comenzado un camino que tiene pinta de no ser algo puntual, sino que cuenta con un desarrollo prometedor de cara a futuro. Los vasos comunicantes entre el jazz y el flamenco son conocidos, pero en este caso se introduce un nuevo factor, la intencionada presencia de la música con la que el contrabajista creció y lleva dentro.

Con acierto y con un grupo bien compenetrado, Libérica engatusó sin problemas a los presentes en el Principal, que supieron desde el primer momento meterse sin problemas en la propuesta del grupo, sin extrañezas ni fronteras.