Ha pasado a la historia el arquitecto Henry Roberts por sus ideas sobre las viviendas para los trabajadores del siglo XIX, hilo que le sirve a Tana Garrido para plantear desde hoy en el antiguo Depósito de Aguas una amplia reflexión sobre la sociedad misma a partir de las casas diseñadas para la clase obrera.
Son varios los barrios de Vitoria nacidos a partir de la segunda mitad del siglo XX que podrían servir de referencia para cualquier persona antes de acceder a La casa modelo, que hasta el 25 de junio se va a poder conocer en Montehermoso. Eso sí, este hogar es un tanto peculiar. Para recorrerlo es necesario, por lo menos en parte, recurrir a las gafas de realidad virtual, lo que conlleva que no mucha gente puede estar al mismo tiempo entre sus inexistentes paredes.
Pero sin perder de vista las herramientas de las que se sirve la artista visual, realizadora y programadora, y más allá de la singular visita que propone a una casa que a la vista de los ojos solo existe por una serie de planos dibujados en el suelo y poco más, lo relevante para Garrido de su planteamiento es esa mirada al hogar de la clase trabajadora como elemento de ordenación de la sociedad, de control de la misma, de configuración urbana, y de construcción de un imaginario sobre cómo tienen que ser las cosas.
El trabajo es producto de tres años de trabajo e investigación, un camino que se puso en marcha cuando la artista fue a vivir a la casa que había sido de sus abuelos en la Margen Izquierda. Ahí comenzó un proceso al que poco después se le añadió una invitada no esperada, la pandemia. El covid trajo confinamiento y ahí el hogar de la clase obrera cobró otro sentido. “Ahí se ha abierto otra pata de este proyecto, porque estuvimos en un momento en el que el mismo espacio de trabajo era el de vida” con todas las implicaciones que esto tiene.
Ahora, de todas formas, es el momento del público, de aquellos que quieran abrir la puerta de una casa que se ha construido en el interior del antiguo Depósito de Aguas, un lugar, cuando menos particular. “Ha sido todo un reto porque permite unas posibilidades increíbles”, describe la artista, quien expone ahora en Montehermoso de la mano de la convocatoria anual de ayuda al desarrollo de proyectos artísticos que impulsa el centro cultural.