Hace tres años concluyó el primer Plan Estratégico de Cultura de Álava, una herramienta cuya actualización y renovación se vio interrumpida por la pandemia. De hecho, la situación sanitaria y sus efectos sobre la sociedad en general y el sector en particular llevó a Diputación a optar por una fórmula diferentes a la hora de afrontar una segunda experiencia de este tipo. 

Como resultado del proceso participativo –tanto interno como externo– llevado a cabo, sobre todo, a lo largo de 2022, con el escenario del covid algo más claro, está previsto que la institución apruebe en abril el Plan de Cultura 2023-2028, que incluye la implementación de un total de 162 medidas de actuación.

Partiendo de la base fundamental de que la cultura es un derecho, como remarca la diputada del área Ana del Val, se establecen tres retos principales: incrementar la percepción social del valor de la cultura; promover el desarrollo del sector cultural y creativo; y fortalecer el desarrollo cultural equilibrado del territorio.

El papel lo aguanta todo, pero hemos querido que en este caso no se así. Tiene que ser un plan realista”, apunta Del Val. En función de esto, el texto tiene un compromiso claro de cara a todo el gobierno foral: toda la Diputación tiene que situar la política cultural “en la estrategia global de la institución”.

Actuaciones concretas 

Son nueve las líneas estratégicas que se establecen (acceso a la cultura, a la creación, a la memoria, al trabajo digno...) de las que se derivan un total de 162 medidas de actuación, aunque la mayor parte de ellas se deben poner en marcha entre este año y el que viene, siempre comprometiendo todo el presupuesto del departamento de Cultura.

Así, por ejemplo, la institución se obliga a crear una Norma Foral de Derechos Culturales de la Ciudadanía; a implementar en Álava el Estatuto del Artista; a establecer estrategias específicas por cada sector de las artes, el patrimonio y la cultura tradicional y popular; a la puesta en marcha de acciones innovadoras que desarrollen nuevos públicos; y a la descentralización de la programación cultural.

Asimismo, se quieren buscar fórmulas que faciliten la movilidad entre pueblos para participar en la vida cultural; crear infraestructuras móviles que se adecuen a la baja densidad de población de las zonas rurales; la realización de un Plan de Comunicación; y la concreción de acciones relacionadas con la cultura y la diversidad social y funcional, y con la juventud y la cultura.

Además, se va a elaborar un Plan de Igualdad de Género específico para el sector cultural, se constituirá una Comisión de Cultura de Álava y una Mesa de Coordinación Territorial. Esto se completará con la realización de un Foro de Cultura en el que generar puntos de encuentro con otras instituciones y entidades. 

La intención es que tanto estos pasos como el resto que contempla el Plan de Cultura 2023-2028 sean objeto de evaluación constante. “Esté quien esté en el Gobierno Foral de Álava, esta es la hoja de ruta”, apunta del Val. Al fin y al cabo, el próximo 28 de mayo hay cita con las urnas y buena parte de esta herramienta va a tener que ser desarrollada en la próxima legislatura.