Triple propuesta la que este sábado comparte con el público Hell Dorado. Begitruk y The Hip Priests precederán a los donostiarras Señor No, que regresan a la capital alavesa tras grabar a finales de 2022 un nuevo disco en directo.

Despidieron el año pasado en las tablas de Dabadaba registrando un álbum en directo que estará listo para...

–Pues en realidad el CD tenía que haber estado para el concierto en Vitoria, pero ha habido un pequeño error y no va a ser posible. Pero saldrá en breve, también en vinilo.

La de Vitoria es la primera actuación tras esa grabación.

–Eso es.

¿Por qué volver a registrar un directo, si ya tienen ‘Señor Sí’?

–Bueno, pero aquel era un directo grabado en acústico y nos apetecía registrar un concierto eléctrico, sobre todo después de todo lo que ha pasado en la pandemia. Eso sí, nosotros somos siempre de hacer las cosas al revés. Así que lo suyo hubiera sido grabar un directo cuando ya estás rodado y llevas un par de giras detrás sin parar. Pero nosotros no, nosotros lo hemos grabado después de estar casi año y medio sin tocar. Aún así, ha quedado de puta madre.

La pandemia, sobre todo para una banda como esta, nacida para tocar en directo, ha tenido que ser muy dura.

–Ha sido una puta catástrofe, la verdad. No sé cada uno cómo lo ha vivido, pero para mí ha sido terrible. Claro, si no estoy tocando, estoy haciendo de tour manager o desarrollando otras facetas dentro de la música. Así que personalmente ha sido terrible. Pero bueno, por lo menos parece que vamos levantando cabeza. Vamos a ver.

Regresa a Hell Dorado que es un lugar que conoce a la perfección.

–Siempre es un placer tocar allí.

¿Se repetirá el repertorio de Donostia?

–No, no. Además, nunca hacemos el mismo repertorio. Hay una pequeña base porque hay una serie de canciones que siempre nos apetece tocar y a la gente le gustan, pero nunca hacemos la misma actuación. Además, el concierto del Dabadaba fue un poco más largo para tener margen de quitar alguna canción si había cagadas terribles (risas). Como no las ha habido, nos da para sacar un disco doble.

Con la tontería, Señor No cumple 30 años...

–¡Quién lo iba a decir!

Momento de ponerse nostálgico o mirar atrás tampoco aporta mucho.

–No soy mucho de mirar hacia atrás pero tengo claro que han sido 30 años muy buenos. Ha habido un poco de todo pero ha estado guay. Espero aguantar otros 30 años, aunque creo que eso va a ser imposible (risas).

Ha cambiado mucho el mundo de la música en este tiempo.

–Muchísimo.

¿Cómo ve la salud hoy del rock?

–Eso depende de las bandas y del público. Pero sí creo que el rock no se va a ir nunca, que va a estar ahí, que tiene buena salud. Sigue habiendo buenas bandas y siguen saliendo buenos grupos interesantes. El único problema del rock es el de siempre, el negocio.

Cuando Señor No empezó se hablaba mucho del Donosti Sound, con el que el grupo no tiene nada que ver. ¿Sigue siendo un bicho raro?

–Siempre hemos sido un poco bichos raros, más punkys que los heavys, y más heavys que los punkys. Nunca estuvimos en el saco del Donosti Sound, que era un rollo más popero, más así...

También actúa mucho en solitario, como Xabi Señor No. ¿Muy diferente a cuando toca con la banda?

–Es distinto. Es más tranquilo, aunque sigue siendo rock and roll. Cuando estás con la banda te encuentras más arropado. En el otro caso, todo depende de ti, tienes que estar más centrado. Las dos maneras me gustan y disfruto con ellas pero sí que son diferentes.

Al grupo el último en llegar fue Joseba B. Lenoir. ¿Todo el que ha ido pasando por el proyecto ha dejado su poso o Señor No hubiera tenido el mismo desarrollo independientemente de quién ha pasado por sus filas?

–Absolutamente todos los que han pasado han aportado algo: algunos han sumado más, otros menos, alguno ha restado... Pero Señor No hubiera sido diferente con otra gente, aunque las canciones hubieran sido las mismas.

Ahora verá en los conciertos a espectadores que hace 30 años igual ni existían.

–Pasa y es bonito que la gente venga a verte y te lo diga. Quienes se preocupan por buscar y por interesarse por la música antigua, como se diría ahora, conecta muy bien con Señor No. Lo que pasa es que la mayoría de la gente joven está a otras cosas. De hecho, el trap está empezando a estar pasado de moda. Pero el rock permanece. El jazz también lo hace. Igual que la música clásica.