A la espera de que el próximo 24 de febrero Irati llegue a las salas comerciales, el segundo largometraje del director vitoriano Paul Urkijo tiene el sábado 11 una cita muy importante en Sevilla. Allí se celebrará la trigésimo séptima edición de los Goya y el filme puede llevarse cinco premios, lo que sería todo un hito histórico para el cine con sello alavés. Pero más allá de que eso se consiga o no, desde el estreno de la película en el Festival de Sitges, el trabajo de Aránzazu Calleja, Maite Arroitajauregi, Nerea Torrijos, David Heras y Jon Serrano en sus diferentes áreas ha sido más que destacado y valorado.

Si ganan, no va a ser el primer Goya para ninguno de ellos. Heras (Alive VFX-Elamedia Estudios) y Serrano (Drama FX) se hicieron con el respaldo de la Academia por los efectos especiales que realizaron para Handia en 2018. “Nos llevamos muy bien y nos entendemos, que es algo muy importante para este trabajo”, apuntan ambos. De hecho, es la cuarta vez que están nominados juntos, una de ellas por Errementari, el primer filme de Urkijo.

Ellos, eso sí, pudieron subir al escenario a recoger el galardón cuando ganaron. A Calleja, Arroitajauregi y Torrijos les tocó los Goya de la pandemia, en los que, las dos primeras por la música y la tercera por el diseño de vestuario, triunfaron gracias a su labor en Akelarre. “Aquella gala virtual, que espero que nunca más tengamos que volver a vivir, fue muy especial”, recuerda la diseñadora. “Ahora nos vamos a poder ver y de hecho tenemos planeada comida y demás citas en Sevilla. Queremos que, por encima de todo, sea una fiesta”, dice Mursego.

La huella del director

Así que hay ilusión, algunos nervios y ganas de compartir un evento en el que el quinto Goya puede llegar de la mano del propio Urkijo, que está nominado en la categoría de guión adaptado, además de optar al galardón a mejor canción junto a Calleja y Arroitajauregi, responsables de una música que también puede llevarse un merecido reconocimiento.

“Paul es una persona muy apasionada, también con la música. Es cuidadoso porque sabe que entra en terrenos que igual no controla del todo pero sí sabe lo que implica cada paso y cada cambio”, describe Calleja sobre el director vitoriano, también cantante del grupo Hortzak. “El día que nos dijo odio lo de menos es más, ya entendimos todo. Ha sido todo a lo grande, una locura”, sonríe Mursego. De momento, quien quiera conocer ya su trabajo puede hacerlo en las plataformas digitales donde el disco con la música de Irati está disponible desde primeros de enero.

“A Paul le conocí en Errementari y ahora mismo es de la familia. Cuando iba teniendo el guión de Irati, él me lo iba presentando y ya ahí, yo pensaba: ¡madre mía, la de lío que tiene esto!” recuerda Heras. “Hay películas en las que hablas poco con el director. Eso no pasa con Paul. Siempre quiere escuchar lo que tienes que decir y, desde el respeto que tiene a tu trabajo, te da su opinión. Y eso mola mucho”, añade Serrano. Ambos coinciden en que el vitoriano es “perfeccionista hasta el infinito”, como se puede apreciar en una película “para ver en pantalla grande”.

“Es un director que tiene las cosas muy claras habitualmente. Cuando te llama para un trabajo, sabes que te va a pedir algo que va a ser muy especial y diferente a lo que hacen otras personas”, resume Torrijos. “Lo que siempre te pide es más de todo, eso sí”.

La hora del espectador

Más allá de la gala del día 11, la verdadera prueba de fuego para Irati llegará el 24 con el estreno en salas comerciales. Los cinco han visto ya la película, aunque admiten que es necesario tener algo más de distancia para mirar el filme como lo hará el público. Bueno, salvo en el caso de Heras.

“Mi único superpoder es que si me pongo en modo espectador, de ahí no salgo”, ríe. El resto, más allá de que no tienen más que palabras de halago para el resultado final de la película, tienen claro que deberán esperar para poder disfrutarla como se merece. “No sé si algún día conseguiré ser espectadora de mi propio trabajo, pero siempre necesitas cierta distancia para entender tus propios procesos”, apunta Calleja, una idea que comparten, expresada con unas palabras u otras, el resto.