Beñat Rodrigo Kiliki Frexko y Martin Cervantes Tuli Pump son dos de los miembros del colectivo Chill Mafia, artefacto explosivo musical que ha puesto patas arriba la escena de Euskal Herria. Este viernes acuden a la capital alavesa para protagonizar en la sala Jimmy Jazz un concierto que abrirá Huda. El de Gasteiz es uno de los últimos conciertos que tiene previsto ofrecer el proyecto, antes de centrarse en lo que será su próximo trabajo.

¿Cómo se viven los conciertos de Chill Mafia desde el escenario?

–Tuli Pump: Casi todos son divertidos, a algunos tengo muchas ganas de ir y me lo paso genial, otros no me apetecen tanto. Pero en general me lo paso muy bien.

–Kiliki Frexko: Los últimos han sido bastante hunkigarris, bastante emocionantes y bonitos. Son los últimos, con nuestra peña, todos los que tocábamos éramos amigos. Ahora vivimos los bolos con más calma que antes, un poco. Al principio íbamos muy a tope, ahora se está relajando un poco la cosa. Llevamos dos años con la gallina de los huevos de oro, y ni artísticamente cunde que sigamos otro año con las mismas canciones.

–T.P.: Hay que refrescar y renovar el show, hacer otro bolo nuevo.

¿Cómo trabaja el colectivo de puertas para adentro?

–T.P.: Depende de la canción. En una nos juntamos todos, en otra yo le mando una base a alguien, en otra me viene alguien con una idea.

–K.F.: Los roles se definen un poco naturalmente, pero somos mazo intrusivos, nos metemos todos en lo de todos. Y las ideas vienen del que tenga la perla ese día. Igual surgen y ya está, quedamos para comer y después de estar paliqueando sale algo.

¿Cómo se lleva la fama y el ser conocido?

–K.F.: Al principio era raro, pero porque tienes un colega de toda la vida y ya no eres Beñat, eres el Kiliki. Y te miran diferente de repente. Ahora ya sé quiénes son fieras y me la trae al pairo. De hecho, a veces sale con beneficio, igual te invitan a un cubata. Al principio fue muy drástico. En dos semanas pasamos de ser absolutamente desconocidos a tener una gira de bolos, de repente.

–T.P.: Yo noté que de no decirte nada nadie, pasó a darnos la enhorabuena, y eso sienta bien. Para el primer concierto, me llamó Beñat para decirme que bajase, no sabía ni a dónde íbamos. Ni me había enterado.

¿A qué se debió este éxito tan repentino, el panorama musical necesitaba una sacudida?

–K.F.: Euskal Herria estaba un poco para atrás. Se seguían tocando guitarras, había muchos grupos así, pero en las bajeras ya nadie escuchaba eso. Había un vacío muy jarto, aquí no había salido todavía ningún grupo muy pegado haciendo eso, ese sonido más digital. Fue medio consciente medio inconsciente: veíamos vacío pero queríamos hacer esa música porque queríamos escuchar esta música en euskera, algo de Iruña, no hicimos el cálculo perfecto.

¿Cómo está el tema ahora?

–T.P.: Yo algo he visto, está más guay. Pero no por nosotros, sino porque ahora se escucha más.

–K.F.: Incluso los grupos de guitarras que hay son otro palo, o a los que había se les da más bombo ahora. El panorama de Iruña lo veo muy diferente respecto a Euskal Herria, aquí ya se han acabado ciertas cosas.

¿Y como jóvenes, cómo ven el panorama general y social?

–K.F.: Por el barrio está jodido, después de la cuarentena pasan cosas que antes no pasaban. Supongo que estará igual en todo el Estado, pero aquí a la peña la veo con mucha penuria. La gente joven está haciendo mucho malabarismo.

–T.P.: Pocos se han independizado. El que tiene curro, jodido. Y aún da las gracias porque tienes algo.

–K.F.: Como para quemar todo. Iruña sigue igual de aburrida que siempre. Hay cosicas que van saliendo, pero tampoco tiene espacio para hacer nada y el Ayuntamiento no te deja. Lo que sí que está guapo es que los chavales que están se mueven el copón, pero porque se lo curran mucho.

¿Con Chill Mafia todo vale o hay alguna cosa a la que no se acercan?

–T.P.: Si llega algo de eso, alguien lo dice. Pero si no, tampoco hay barreras. Si una persona hace algo que nos cunde a unos cuantos, es bastante fácil entrar. Si no mola, no.

–K.F.: Es fácil juntarte con nosotros, no te vamos a hacer un rito de iniciación ni a pedirte un carné. Es probable que para el tercer pote te vengas de juerga con nosotros. Si aparece gente fiera a mi alrededor, voy a hacer cosas con ellos. Lo mejor que hemos hecho no es la música, ha sido juntar a los chavales de una generación de nuestro alrededor, porque no éramos ni de la misma cuadrilla.

–T.P.: Los que empezamos hemos ido reclutando. En plan Asociación de Abducidos de Compostela, que si te abducen, sin ritos ni nada, entras.

¿El colectivo ha tenido algún problema por sus letras provocadoras y por lo que hacen?

–K.F.: Sí, pero gajes del oficio. La peña se lo toma como si lo hiciéramos para provocar, pero los códigos del rap tienen que ser directos. ¿Tú te imaginas un reggaetón correcto? No puede ser. Los códigos son así. Es como cuando los jurros se chinaron cuando Eskorbuto hizo A la mierda el País Vasco. En el punk tienes que escupir un poquito. Yo creo que la gente no entiende muy bien esos códigos.

–T.P.: A la gente cuando se meten con algo que no le gusta, le parece muy bien. Pero cuando se meten con lo suyo, se quejan. Escúpete un poco a ti también, hazte un poco de autocrítica, que está guapo, esa es la gracia. Porque hacérsela siempre a los demás no tiene legitimidad si no te metes contigo mismo también.

¿Cómo encaja el fichaje con Oso Politak, de Last Tour, con la filosofía del colectivo?

–K.F.: En lo musical no nos ralla, son conscientes de que hay que dejar que los chavales lo hagan, porque si funciona, para qué vas a tocarlo.

–T.P.: Tampoco cunde darles esa potestad, y ellos tampoco quieren. No tiene sentido. Solo ha cambiado en conseguir bolos y que la entrevista me la consiguen a través de esto. Ahora no me quedo dormido, porque tengo un calendario que me han hecho ellos.

–K.F.: En una canción decíamos “que le follen a Last Tour”, pero es que son mis jefes y tardan en pagar que flipas. Fue ya cuando estábamos dentro. Todo entre amigos, a ver si no voy a poder cagarme en mis jefes. No es nada personal.

–T.P.: Si me debes diez euros, te lo digo. Y es verdad encima, Beñat, hace tres meses que me debes diez euros.

¿Qué perspectivas de futuro tiene Chill Mafia a partir de ahora?

–T.P.: Hacer música y volver a sacar más cosas. Yo tengo ganas, pero sin fecha, no hay un plan. Ya no voy a pedir nada, ya me han venido un montón de regalos de la vida.

–K.F.: Hasta ahora no hemos hecho nada con perspectivas de futuro y nos ha funcionado bien. Todos los objetivos que había pensado están hechos. Tocar en Madrid, hacer ropa con Astore, estar en un festival de los tochos, era impensable. Hemos superado las expectativas más locas. Y ahora, estaría guapo ir al extranjero.

–T.P.: Latinoamérica sí que me gustaría, soy muy cumbiero y bachatero.

¿Alguna recomendación musical para este año nuevo?

–K.F.: Justo ha sacado ahora disco La Élite, y está bastante guapo.

–T.P.: La Curia está cundiendo, y hablando de Argentina, Nene Malo. Es viejo pero me gusta. l