Restauradora y artista. “Es complicado que coincidan en la misma persona”, dice con una sonrisa Celia Sáez. Pero es su caso. De hecho, ambas facetas son las que sustentan el proyecto que la creadora gasteiztarra está desarrollando durante estas semanas en Zas Kultur. Zure sekretua badakit es la última propuesta que se está haciendo realidad en el espacio de la plaza San Antón dentro de la convocatoria Gaztearen Txokoa, una herramienta pensada para que jóvenes nombres del panorama alavés puedan generar intervenciones de nuevo cuño.

En este caso, restauración y creación se dan la mano. “Quería aunar esos dos mundos”, una intención que toma como punto de partida el trabajo con las estratigráfias, secciones transversales que se usan para conocer las diferentes capas que conforman un cuadro. “Se crean imágenes increíblemente bonitas” que hablan de los “secretos que guardan en su interior” las obras de arte y que, esta vez, son el hilo del que tirar para generar piezas nuevas.

“En un principio, iba a plasmarlo todo en lienzo, pero he ido investigando hasta llegar a ver estratigráfias en todas partes, también en las fotos”, un proceso que ahora se puede ver en Zas Kultur, aunque no está cerrando. “Hay huecos vacíos que se llenarán”, apunta.

Así, el público que está acudiendo al lugar puede “encontrar fotos que te enseñan un paisaje o, si va más allá, la superposición de colores que existe si consigue olvidar que está mirando, por ejemplo, un árbol”. Es el juego que propone, explicado a la entrada por un texto que resume la intención del proyecto. Además, quienes el pasado 29 de diciembre acudieron a la apertura de la instalación, dieron junto a la autora un paso más comiéndose, de manera literal, una obra (a modo de bizcocho) realizada a partir de estratigráfias. Así, la restauradora y artista se hizo también repostera.

Sáez apunta que lo que más le llama la atención del uso de las estratigráfias es cómo hablan de los “arrepentimientos” de quien crea, de aquellas decisiones que se tomaron durante el proceso artístico y luego se quisieron tapar. “Más que para saber los males de una obra, sirve para conocer de qué materiales está realizada, una información que luego puedes usar para cuidar bien la pieza. Mediante esta herramienta descubres las necesidades de un cuadro”, aunque en este proyecto, ella va más allá.

Su intención aquí no es “cuidar” como lo haría en la faz de restauradora, sino dar rienda suelta a la artista y dejar que cree a partir de estos materiales, que llegan tanto de obras conocidas como de piezas suyas anteriores. Así se puede ver en el espacio que dentro de Zas Kultur ocupa Zure sekretua badakit.

Hasta mediados de este mes, la autora seguirá trabajando en el desarrollo de la propuesta. Eso sí, mira también a lo próximo. “Lo siguiente para mí es seguir creando pero sin depender de una convocatoria. Y me gustaría seguir tocando estos dos mundos, el de la restauración y el de la creación”, caminos que le apasionan y le ocupan, sin perder de vista su labor realizando visitas guiadas a lugares como el santuario de Estíbaliz.