Vitoria

– En el hospital de Txagorritxu es secuestrado un recién nacido. En su lugar, en la cama de la madre, aparece una estampita de la Virgen María. Por desgracia no es un hecho aislado. Nueve meses antes en Nueva York, donde la nueva novela de Samuel Vernal arranca, pasó algo parecido. Una mujer, de nombre María, dio a luz a un niño llamado Jesús en la madrugada del día de Navidad. El bebé fue secuestrado por un ángel. Y después fue asesinado. A partir de ahí, pocos detalles más se pueden contar sobre el último título que el escritor vitoriano propone al público. La virgen muerta ya espera para atrapar a los lectores en un trepidante thriller.

La actualidad manda. Se suele decir que la realidad siempre es capaz de superar a la ficción. Y aunque, como es evidente, no hay nada premeditado, la narración parte de un hecho que va a recordar a muchas personas de manera inmediata a lo sucedido hace no muchos días en el hospital de Basurto. “Cuando saltó la noticia del secuestro del bebé me quedé atónito. Es toda una coincidencia, aunque pensaba que estas cosas ya no podían pasar hoy en día”, apunta el autor.

Una primera desaparición en Nueva York se conecta con otro secuestro en Txagorritxu, “toda una coincidencia” con lo sucedido en Basurto

Casualidades a un lado, Vernal propone en su cuarto libro una trama con varias capas, que tiene su eje central en la doble investigación que, de manera paralela, van a llevar un oficial de la Ertzaintza, Mikel Arbizu, y una detective privada que también es vidente, Gloria Dupont. Aunque los hechos que analizan son los mismos, los caminos, pistas y sospechosos son distintos. Por lo menos a veces. Eso sin perder de vista que tanto entre ellos como entre sus respectivos ayudantes hay también historias relacionadas que van componiendo el cuerpo general de la novela, al igual que sucesos del pasado personal que vuelven a la actualidad en el caso de uno de los personajes.

Samuel Vernal con un ejemplar de su cuarto libro. PILAR BARCO

“No es una novela de miedo o de terror, sino negra, policiaca”, describe el autor, que apunta que su pretensión para por “entretener a los lectores de manera que crean, en un momento dado, que la parte sobrenatural que tiene este libro, como pasa en los anteriores, podría ser real, que entren en el juego que se les propone”. Al final, “cuando escribo lo hago porque para mí es un placer y porque me encanta jugar con el público, sorprenderle y entretenerle”, dice Vernal, al tiempo que reconoce que “yo también me he sorprendido haciendo esta novela mientras he estado investigando y construyendo cada protagonista”.

Con todo ello se arma una publicación que ha tomado cuerpo en el último año y medio, aunque la idea ya estaba sobre la mesa tiempo atrás. Un libro en el que ese secuestro de bebés es “solo la punta del iceberg”, en el que se presentan también distintos tipos de familias o se habla de la religiosidad, como elementos que sirven para ir tirando del hilo narrativo. Pero es imposible contar muchas más cosas sin descubrir aspectos o detalles fundamentales para la trama. Ahora es, por tanto, el momento de los lectores, de quienes se asomen a estas páginas, que toman el relevo a títulos como La hermandad de la Diosa.

“Por mucho que ya lleve tres novelas antes, los nervios los tengo igual” ante la salida de una novela negra, que “no de terror o miedo”

“Es la cuarta novela y es evidente que hay un recorrido. Por su puesto, quieres sorprender en cada nueva obra, pero también es verdad que la gente me conoce por hacer libros en los que hay crimen, misterio y, también, toques sobrenaturales. Por supuesto, debes tener en cuenta el no repetirte, pero sabes que hay una marca”, sin descartar que en el futuro pueda dar pasos por otros géneros literarios.

Eso ya lo día lo que esté por venir más adelante. El ahora viene marcado por la salida de La virgen muerta. “Por mucho que haya escrito tres novelas antes, los nervios los tengo igual. Tampoco creo que eso sea malo. Pero es verdad que yo mismo veo la evolución que he tenido desde el primer título. Me voy viendo más suelto. Me noto más seguro y cómodo a la hora de construir, por ejemplo, diálogos”, un aprendizaje en el que es fundamental “no parar de leer”. Bueno, y de escribir. La idea de la próxima novela ya le ronda. Todo se andará. l