En el inicio está la pintura, pero a partir de ahí, aparece el trabajo con la escultura, la fotografía y la arquitectura. Todo para crear una instalación realizada de manera expresa para ¶espazioa puesto que la sala independiente de la calle Costa Rica es contenedor, continente y objeto al mismo tiempo. “Es como adentrarnos en un cuadro”, apunta la artista y docente Izaskun Alonso Saratxaga. Su propuesta Pintura, ESPAZIOA y cuerpo se inaugura mañana, invitando al público a entrar, tocar y andar por una creación que estará abierta hasta el próximo 2 de diciembre.

Aunque a lo largo de su andadura, el proyecto fundado y dirigido por José Cos ha contado dentro de su programación con artistas y obra llegados de otras partes del territorio y también de otras zonas y países, lo cierto es que “tenemos que abrirnos más a Álava”, un propósito que en esta ocasión se ejemplifica con Llodio. “Vamos a ver si somos capaces de establecer un camino de ida y vuelta”, en el que la faz de activista cultural de Alonso Saratxaga también es importante.

De hecho, la localidad alavesa está también presente en esta instalación que habita ¶espazioa. Los planos de la Casa de Cultura de Laudio, que se supone que estará reformada y terminada para finales de 2024 o principios de 2025, sirven para generar una de las obras que forman parte del todo expositivo. “Estamos intentando involucrar a la ciudadanía en todos los aspectos de la cultura” a través de distintos proyectos e iniciativas, máxime teniendo en cuenta la falta de espacios como cines, teatros y demás.

Sin perder esa referencia al lugar en el que la artista vive, Alonso Saratxaga genera en el local de la calle Costa Rica una instalación que, en realidad, parte de un cuadro de pequeñas dimensiones. “Soy pintora, eso es así” y, por lo tanto, es ahí donde está el origen de todo lo demás, que no deja de ser una especie de expansión o prolongación con vida propia, que engulle a la sala de exposiciones, convirtiendo incluso su plano arquitectónico en parte de varias obras, como lo hace en una silla en zig zag que sigue el modelo de Gerrit Rietveld.

De todas formas, son varias de las partes de ese cuadro original las que luego se transforman en otras piezas. La autora fotografía fragmentos que luego lleva a distintos materiales, por ejemplo para que la gente que entre en el lugar pueda pisar la pintura y usar los cojines también intervenidos para sentarse. “Es verdad que solemos tener pudor en este sentido, pero esto está pensado para que estés en la obra”, para sentir dentro de ella. “Si trajésemos a niños y niñas aquí, veríamos pronto como usan el lugar sin pararse”.

Es la invitación que hace la creadora, que ha generado buena parte de la instalación de manera específica para la sala de la capital alavesa, observando sus características, partes y rincones a la hora de componer una producción que también sirve a la artista para investigar algunos materiales como soporte de sus pinturas, soportes que está usando por primera vez para ver, precisamente, cómo reaccionan al contacto con el público.