Con “números sobrenaturales y las canciones de siempre”. Así se presenta Viva el circo, que a lo largo de este mes va a ser protagonista en la capital alavesa de la mano de Fofito y Mónica Aragón. En total serán 20 las sesiones que se ofrecerán de una propuesta llena de canciones de sobra conocidas pero también de otros muchos alicientes en manos de trapecistas, equilibristas, acróbatas y malabaristas.
¿Cómo han vivido estos dos años largos, sobre todo cómo ha sido tener que detenerse, no poder actuar, encontrarse con el público o hacerlo en condiciones muy mediatizadas por las distintas restricciones?
–La verdad es que el parón fue muy duro. No solo para nosotros sino para todo el mundo de la cultura. Fueron momentos muy, muy complicados, en los que se pasó muy mal en muchos sectores pero en este se notó especialmente. Volver ha sido una maravilla. Incluso al principio con todas las restricciones. Nosotros en particular no veíamos la sonrisa del público por las mascarillas pero ver brillar sus ojos era increíblemente bonito tras todo lo pasado.
Se está notando en conciertos, actuaciones teatrales y demás representaciones en vivo, que todavía hay un público reticente a volver. ¿Les preocupa ahora que vuelven a estar en la carretera? ¿Hay gente que ya solo va a querer quedarse en casa viendo la serie de moda de una plataforma?
–¡Esperemos que no! Que vean que la cultura es segura y vuelvan. Las plataformas están muy bien para muchas cosas pero nada como la experiencia en directo.
¿Qué es lo que se va a encontrar el público que acuda a ver ‘Viva el circo’?
–Es un espectáculo de circo moderno pero que no se olvida de la esencia y las raíces. Van a encontrar mucho con lo que disfrutar.
¿Es para adultos que fueron niños con ‘Los payasos de la Tele’? ¿Es para niños de hoy? ¿Es para todos?
–¡Esto es para niños de 0 a 100 años! El circo es un espectáculo familiar y todos pueden disfrutarlo. Es precioso ver cómo tenemos en el público a tres generaciones de una misma familia. Los que vivieron de niños la tele, los que son sus padres y los pequeños de hoy que sobre todo nos conocen por las canciones y YouTube. Nos ven en directo y alucinan. Vienen últimamente muchas parejas jóvenes que luego nos comentan: yo creía que esto era para niños y resulta que lo he pasado fenomenal. Eso nos encanta.
El sello Aragón es inconfundible. Pero también es una exigencia de calidad.
–Es siempre una responsabilidad, sí.
¿Qué creen que es lo más importante que esta saga ha aportado al mundo de la escena, no solo del circo?
–Siempre nos han inculcado el respeto al público por encima de todo. Y creo que nuestro sello es movernos en ese humor blanco que puede divertir a cualquier edad sin usar por ejemplo dobles sentidos o política. Y por supuesto, está la música.
¿Dónde está el secreto para que canciones y números de hace varias décadas sigan teniendo éxito hoy?
–¡Ay madre, eso es muy difícil de saber! Suponemos que las bases de la risa del ser humano son las mismas y hay que ir jugando con los tiempos en que vivamos.
Los niños de hoy viven pegados a pantallas de manera constante. ¿Cómo romper eso? ¿Qué les puede ofrecer hoy el circo para que abandonen los vídeos?
–Las pantallas están muy bien para muchas cosas, pero como decíamos antes, el ver pasar las cosas delante de tus ojos es incomparable a cualquier otra cosa.
¿Cómo ha evolucionado el concepto del circo, más allá de que ahora no haya animales, y la figura del payaso?
–Yo soy payaso y me siento orgulloso. Me encanta que me lo digan. Pero esto es mucho más complicado y serio de lo que la gente piensa. No me gusta que se diga como algo peyorativo y me gusta menos aún en los temas políticos.
Hubo un momento, no hace tanto, en la que a mí me pedían algunos artistas que no usase la palabra payaso y optase por la de clown. Sin embargo, de unos años a esta parte me está pasando al contrario, hay una reivindicación de la palabra payaso.
–Clown también me gusta, pero ¿por qué usarla en inglés con lo bonito que es decir payaso en nuestro idioma?
Cada día de ‘Viva el circo’ en Vitoria, el público tiene que salir de la carpa…
–Esperamos que emocionados, ilusionados y contentos, con la sensación de que tengan la edad que tengan, han pasado un buen rato y se han olvidado un ratito de los problemas. ¡Os esperamos a todos y ya nos contaréis!