“Llevaba tiempo en sequía compositiva. No podía, no me salía nada”, recuerda Rubén Salvador, a pesar de que el trompetista y compositor no paraba de tocar en diferentes proyectos. Sin embargo, dos retiros para meditar vividos entre 2018 y 2019, “me limpiaron la mente. De repente, por las noches, me venían un montón de melodías, solo que no las podía apuntar ni guardar, porque allí teníamos prohibido tener nada material. Así que aquí está el desarrollo de lo que me acordé después”, dice con una sonrisa el intérprete. El resultado es Equanimity (Errabal), “un disco orgánico, con fuerza y elegante”.

Son once los temas que dan forma y fondo al tercer trabajo de RS Faktor, un trabajo en el que a las composiciones de Salvador se unen, en algunas, el aporte de Hilario Rodeiro. El álbum se grabó en directo en Pottoko Studio el pasado mes de abril con Fredi Peláez a los mandos, contando el líder de la agrupación con la presencia de Julen Izarra (saxo tenor), Javier Mayor (contrabajo), Satxa Soriazu (piano) y el ya mencionado Rodeiro (batería).

“No pretendo que la gente haga meditación, ni mucho menos. De hecho, hay momentos muy enérgicos. Pero sí es un disco para que estés calmado cuando lo estás escuchando. De vez en cuando es bueno parar un poco”, describe el autor de un trabajo en el que se ha querido mantener la sonoridad de las dos referencias anteriores de la formación, aunque haya una evolución evidente en la propuesta. Al fin y al cabo, que todo sea “coherente” no significa que sea igual.

Es ahora cuando Equanimity –cuyo título apela a la ecuanimidad, al equilibrio– se encuentra con el público. De momento, eso sí, habrá que esperar al próximo año para disfrutar estas composiciones en directo. Están ya confirmados tres primeros conciertos que se darán de manera consecutiva en marzo. En esa agenda, por supuesto, está Vitoria. En concreto, será el 19 de marzo de 2023 cuando RS Faktor se adueñe del escenario del Dazz. Después, se espera que se abra el circuito de festivales y de tablas habituales, aunque no queda otra que esperar y trabajar en la sombra dentro de unas programaciones que, en lo que respecta al jazz, nunca presentan facilidades.

A esto, además, se ha unido la pandemia, más allá de que Salvador reconozca que, incluso en estos tiempos, tiene poco espacio para tomarse un respiro, ya que su agenda de directos en distintas propuestas no para. En ese contacto habitual con el público de distintos estilos, también está percibiendo que la situación sanitaria está teniendo sus consecuencias en la falta de espectadores que antes eran habituales. “Creo que vamos a asistir a una recuperación muy lenta en este sentido”, describe el creador, quien también reclama a las áreas públicas de Cultura un “empuje” mayor a los proyectos nuevos y emergentes.