Hace un par de meses, Ibon Sáenz de Olazagoitia le propuso a su colega y amiga Anabel Quincoces que se metiera dentro de Zas, cerrara la puerta y se pusiera a trabajar en una exposición para la nueva temporada del espacio cultural de la plaza San Antón. Quincoces aceptó y decidió viajar al pasado, recuperar obra que nunca se había expuesto o no había llegado a terminar, para reinterpretarla con su mirada actual y a la vez desandar el camino de estas décadas de trayectoria artística.

Appendix fue el título elegido por Quincoces para dar nombre a la exposición. ¿Por qué? “He cogido la acepción de Appendix como esos apéndices que nos salen a todos o nos complementan a todos”, señalaba ayer la autora, cuya exposición se inaugura hoy a las 19.30 horas y se podrá visitar durante los próximos dos meses.

Y prosiguió: “Appendix: estructuras anatómicas formadas por elementos articulados entre sí. Appendix: Añadido o agregado, aditamentos, prolongación, suplemento, anexo, adjunto, adición, añadidura, complemento y alargamiento. Appendix: Parche, accesorio de algo que cuelga o sobresale. Persona que acompaña a otra de continuo y que actúa como si fuera su prolongación, ejecutando su voluntad. Tubo hueco, de unos diez centímetros, con un aspecto de gusano que cuelga del intestino fino en la parte interior derecha del abdomen. Conjunto de escamas que tienen ciertos peciolos”.

Una definición múltiple, por tanto, para que quien vaya a visitar la muestra mire “con ojos abiertos” las fotografías, dibujos, pinturas, esculturas, acciones, intervenciones, el sonido, la luz y la obra gráfica que interactúan en Zas.

En ese sentido, Sáenz de Olazagoitia destacaba el hecho de que Quincoces lo ha hecho todo ella misma, incluidas las serigrafías y fotografías de gran formato que en muchas ocasiones los artistas encargan a otros profesionales.

El comisario de la muestra daba la clave de lo que es Appendix. “Anabel se ha redescubierto”, y la propia artista lo verbalizaba asegurando que preparando la muestra de Zas ha aprendido “a ser más libre” trabajando sobre el producto de su propia y ecléctica trayectoria artística que, afirmó, debe ser vista in situ.

Otro de los integrantes de Zas, Iñaki Larrimbe, hablaba también de libertad a la hora de trabajar y recordaba que el propio Picasso subrayaba la necesidad de “dibujar como un niño”, de “desaprender” y “volver a caminos secundarios”.

A lo largo de su recorrido profesional, Anabel Quincoces (Vitoria-Gasteiz, 1968) ha investigado y representado la relación directa del ser humano con la naturaleza. Es el caso de su obra Hydra-resilencia –recientemente galardonada en el certamen Arte Vital 2022– en la que mostraba un ejemplo más de su trabajo escultórico realizado con vidrio soplado, una técnica muy presente en la mayoría de sus últimos proyectos.

También se refleja la relación entre humanos y naturaleza en las etéreas atmósferas acuáticas de Onacel. El bosque de la sirena, que tuvo lugar en el Espacio Zuloa en 2017; la doble intervención Burbujas de Azufre y sal, que se desplegada en el antiguo balneario de Zuazo de Kuartango en 2019; y sus dos intensas intervenciones en el antiguo depósito de Aguas de Vitoria-Gasteiz (Transmutación 11-Abisal Spaces, 2018; y recientemente Hidra, en 2022).

Programación para septiembre

Appendix abre el nuevo curso de Zas, el séptimo desde que abrió sus puertas, y da paso a una programación que como siempre “detonará” cada jueves. Así, el 21 de septiembre se inaugurará la intervención sonora de Raúl Lomas (H)amar; y el 28 se presentará una nueva obra para La boutique del artista Ibán Arroniz, con comisariado a cargo de Daniel Castillejo.