De nuevo en la carretera con un nuevo trabajo sobre la mesa, Nacho Vegas regresa esta noche a la capital alavesa. Lo hace, en concreto, para adueñarse de la sala Jimmy Jazz, donde todavía queda alguna entrada disponible. Laura Sam y Juan Escribano serán los encargados de poner los primeros sonidos de una cita en la que el espacio de la calle Coronación abrirá sus puertas a las 21.00 horas.

A partir de ahí llegará el momento de dejarse llevar por Mundos inmóviles derrumbándose, un disco que cuenta con canciones como Ramón in, un homenaje a un amigo fallecido en el que alude explícitamente a las relaciones sexuales. “No es más que una manera de hablar de sexo con ternura, sin intención de que fuera algo provocador: en las canciones se puede hablar de cosas incómodas y tabúes, tenemos una deuda con naturalizar algunas partes de nuestra vida”, señala el autor hace unas semanas en estas mismas páginas, antes de acudir a Vitoria.

Asociado en ocasiones a unas letras pesimistas, el cantautor reconoce sin embargo que no es capaz de escribir canciones “estando amargado o deprimido”. “La tristeza profunda no es nada inspiradora, paraliza, y para escribir canciones necesito de cierto mínimo buen humor. Nadie escribe sobre el dolor para volver a sentirlo”, afirma, al tiempo que reconoce que la pandemia ha influido en su nuevo disco “más de lo deseado”, aunque en estas fechas parezca algo más lejana esa situación de encierro.

“Fue una bofetada de realidad, quería hacer una mirada al futuro, aunque es verdad que el disco habla de cosas patentes durante la pandemia, como una percepción de la soledad que era desconocida para mí”. Como resultado, el autor de Actos inexplicables cree que se ha generado un ambiente que “incrementa el hiperindividualismo y no hace ningún favor a lo colectivo”.

“Ahora tengo una sensación desconcertante: parece que puntúa más el cinismo o este humor y sarcasmo que llega un poco a la crueldad”, lamenta el músico tras un nuevo aniversario del movimiento 15-M, que ha reivindicado en varias ocasiones aunque ahora ya lo considere “algo enterrado”. “Estamos en un momento más parecido ahora a la época pre-15M, con los movimientos sociales un poco atomizados, a lo que se ha añadido una ultraderecha que no solamente se ha normalizado, sino que ser fascista parece hasta que está de moda”.