Un libro ilustrado con el que los adolescentes vascos “lean en euskera la historia de Euskal Herria”. Así es Munduari bira eman zion ontzia (El barco que dio la vuelta al mundo), la obra del autor euskaldun Joseba Sarrionandia sobre la primera vuelta al mundo, llevada a cabo por Juan Sebastian Elkano y Fernando Magallanes.
Munduari bira eman zion ontzia, relata el “prolongado diálogo” entre una profesora de historia y su nieta acerca del viaje de Elkano alrededor del mundo, con un deseo de la niña por “una historia verdadera” que desembarca en un debate sobre cuestiones y problemas de la actualidad. “Un recipiente para la memoria y el espíritu crítico”, en palabras de Sarrionandia, jugando con el doble significado de la palabra ontzia en euskera (tanto barco como recipiente). El libro se publica inicialmente en euskera, tanto en tapa dura como en blanda, pero se traducirá al castellano, al catalán y al gallego, a través del Instituto Etxepare.
El proyecto también tendrá un componente educativo, ya que la Fundación Elkano apoyará la distribución de la obra en los centros escolares del país, en su apuesta por “divulgar el conocimiento asociado a la primera vuelta al mundo y de dar a conocer un relato propio sobre aquel acontecimiento histórico”. El escritor vasco ha pretendido hacer “una reflexión sobre las relaciones de poder” y “la libertad de la gente” a lo largo de esta narrativa. Y es que, según manifestó, la vuelta al mundo de Elkano puede ser “una metáfora” de “la historia de la humanidad”, un reflejo de lo “que es la globalización”; un viaje que, lejos de ser “heroico” se tornó “en un naufragio”, de donde volvieron 21 de las 390 personas que comenzaron la expedición. “Si miramos la historia, todo es un naufragio en las aventuras que ha llevado a cabo la humanidad”, apuntó Sarrionandia. Así, apeló al papel crítico de la literatura y su objetivo de “cuestionar” y “poner en duda” lo que “nos venden como realidad”.
Por su parte, Hernández se mostró muy contento con el resultado del proyecto y afirmó admirar “mucho” a Sarrionandia, con quien ya había colaborado en libros anteriores. “Me gusta su capacidad de escudriñar la historia, de hacerlo con mucha gracia y con mucha fluidez”. Incidió que “trabajar en el libro ha sido como una gran clase de historia” sobre esa primera vuelta al mundo, que le permitió “ver toda la historia real” o “por lo menos, la que nos han contado”.
Como trabajo previo a crear las ilustraciones para el libro, Hernández realizó “un proceso de investigación” para poder reflejar lo más fehacientemente posible a todos los personajes de la historia, incluyendo a los nativos de lo que hoy se conoce como Filipinas. Así, descubrió las inexactitudes de ciertas imágenes previas; “fue muy divertido, entre comillas, ir ilustrando”, reconoció el ilustrador cubano. También subrayó la libertad a la hora de crear sus ilustraciones, que en otros proyectos están limitados a un diseño previo.