Este martes arranca la segunda edición del festival de humor Komedialdia. Todo está preparado ya para vivir unas jornadas intensas hasta el domingo 29 y una programación que tendrá diferentes alicientes, entre ellos uno muy destacado y cercano, el que protagonizará la asociación alavesa Ekekei Komedy. Los micrófonos se abren. Público e intérpretes están preparado. No hay nada como reírse en casa y con los de casa.
En el caso del certamen, la agrupación, que se presentó en sociedad a finales de septiembre de 2019, tiene marcada en rojo la cita que tiene con los espectadores el próximo viernes 27 a las 19.30 horas, Vital Fundazioa Kulturunea (Dendaraba). Allí se producirá un Open Mic Bilingüe, cuyas entradas ya están a la venta.
Sobre las tablas se encontrarán siete cómicos y cómicas, siendo Kaitin Allende quien ejerza de maestra de ceremonias. En castellano y en euskera, las risas se irán dando el relevo a lo largo de una hora y media sin ni un solo hueco para el aburrimiento. “Va a ser algo muy potente”, apunta Jorge Loza, impulsor de la asociación cultural alavesa. Es más, puede que haya alguna sorpresa, aunque el cómico, improvisador, profesor e investigador prefiere no dar muchas pistas. “Igual a alguien, si levanta la mano y le hace mucha ilusión subir, se le puede hacer hueco”, sonríe.
Ante todo, será una fiesta, una celebración del humor a través de siete estilos diferentes, más allá de que les una la comedia. Se mantendrá así el espíritu que Ekekei Komedy lleva desarrollando desde su puesta en marcha en las ya célebres y conocidas sesiones de Open Mic que se producen los primeros miércoles de mes en el Abisinia, en la plaza Kutxa. Esta vez, eso sí, el escenario y el contexto es distinto.
“En un bar el contacto es directo, es casi como si tú estuvieras sentado en cualquier mesa con la gente. Se hace un efecto bombonera que es muy interesante. En un teatro la relación es distinta. Hay un poco más distancia y eso te lleva a hacer un esfuerzo diferente para integrar más al público”, comenta Loza, que ya cuenta con una amplia experiencia en diferentes campos relacionados con el humor que no solo tienen que ver con estar sobre un escenario, sino también con el desarrollo de propuestas en cárceles, entre otros proyectos, también formativos.
“El alavés, zorro y cortés, ya se sabe”, apunta el vitoriano, que en estos momentos comparte camino en la asociación con otras siete personas. “Los alaveses somos muy buenos con la cara de póker. En eso y en hacernos un poco los tontos sabiendo que somos muy buenos. Esa parte irónica y de listillos, la tenemos. Además, la gente es muy agradecida. A la hora de reírse y de disfrutar de los monólogos es muy entusiasta. El público siempre te apoya mucho, aunque también es verdad que al principio te exige mucho”.
En el arranque
“A mí la comedia me hizo mucho bien”, recuerda Loza, que acudió a Madrid para formarse como cómico. A su regreso a la capital alavesa, empezó a dar clases en la sala Baratza con la idea de trasladar todo lo aprendido, y con parte de las personas que pasaron por sus manos en esa época planteó la posibilidad de construir Ekekei Komedy. “Una de las cosas que me hacía mucha ilusión de la asociación era fomentar la comedia local, que no tuvieran que venir cómicos y cómicas de fuera como si aquí no hubiera talento. Lo hay, claro que lo hay. También que hubiera programadores de aquí y que la gente interesada en aprender, no tuviera que marcharse a otros sitios”.
Fueron nueve las personas que dieron aquellos primeros pasos. Y tanto a quienes estuvieron en aquel inicio como a quienes hoy conforman la agrupación les mueve lo mismo: la comedia. Eso sí, su faz creativa no solo se limita a un lado. Hay quien también se dedica a la literatura como Esther Jaurrieta, o quien toma parte en otras propuestas, como Lander Varona, que es miembro de la Asociación Alavesa de Medios Audiovisuales (SAMA), sin olvidar a R. Dani, que lleva un interesante proyecto llamado Piperbeltz Wildcooking. Todo ello sin olvidar a Txita Burguera, Izas-K, Oscar Moratti y Rakel Molina.
De cara al público, la acción más visible que desarrollan son las sesiones mensuales en el Abisinia. “Hasta que llegó la pandemia, aquello funcionó muy bien. Y ahora ha renacido. Fue algo pionero porque no había ningún Open Mic regular ni en el País Vasco ni en la zona norte. De hecho, hemos inspirado a cómicos y cómicas de Bizkaia y Navarra. Y ahora empieza a haber un circuito que ayuda mucho porque significa estar ante otros públicos y probar los textos. Ayuda mucho a mejorar cómo cuentas las cosas”.
Aún así, es evidente que la llegada del covid truncó un tanto el camino. En marzo, abril y mayo de 2021 se pudo recuperar algo la actividad. “Hicimos el esfuerzo por mantener la llama viva y eso ha ayudado a que cuando volvimos en septiembre, la gente lo esperaba y lo agradecía. De hecho, hemos vuelto ahora a que el Abisinia se llene”. Hay ganas de reír. Por supuesto. Y eso que hacer humor en estos tiempos puede parecer complicado. “Hay ciertos temas con los que tienes que hilar muy fino. Cada vez hay una mayor exigencia moral por parte del público con cuestiones como la política o la identidad”. Aún con todo, la carcajada no puede parar.