Fiel a su propia leyenda de última súperestrella global de Hollywood, Tom Cruise aseguró ayer en Cannes que el cine es y será siempre su pasión, que nunca hará películas para una plataforma y que, a sus casi 60 años, su lema sigue siendo aprender todo lo que pueda y no tener miedo a preguntar.

“Todos soñamos con algo, mi sueño y mi pasión es el cine, podría hacerlo siempre (...), nunca tomo nada por sentado y doy lo mejor de mi cada día”, repitió casi machaconamente en una conversación con el periodista Didier Allouoch a la que fue invitada la prensa sin posibilidad de hacer preguntas.

El protagonista de la saga Misión imposible y de películas como Jerry Maguire, Magnolia o Algunos hombres buenos recibió ayer en Cannes un homenaje por el conjunto de su carrera, cuando se cumplen 30 años de su única visita al certamen, donde presentó, junto a su entonces esposa Nicole Kidman, el filme Far and away de Ron Howard.

Su visita coincidió también con el lanzamiento mundial de Top Gun: Maverick, la secuela del filme de Tony Scott que lo catapultó a la fama en 1986 y en la que se vuelve a poner la mítica cazadora de aviador que puso de moda en los 80.

El delegado general del festival, Thierry Frémaux, lo presentó como el actor con mejor media de películas buenas a lo largo de su carrera y uno de los pocos comprometidos en exclusiva con el cine frente a las series o incluso la publicidad.

Siguiendo el guion, Cruise aseguró que nunca cedería a presiones para estrenar antes en una plataforma que en una sala de cine. “Eso nunca sucederá”, subrayó entre aplausos.

Tres veces nominado al Oscar (por Magnolia, Nacido el 4 de julio y Jerry Maguire, Cruise contó que su pasión por el cine le viene de niño y que a los cuatro años ya soñaba con hacer películas, algo que veía como sinónimo de “aventura y hacer cosas salvajes”.

Antes de cumplir los 18 realizaba pequeños trabajos como cortar la hierba o vender postales puerta a puerta. “El dinero que sacaba era para ver películas”, recordó. Al cumplir la mayoría de edad consiguió su primer papel y ahí empezó también su aprendizaje.

“Nunca fui a una escuela de cine, mi escuela han sido los platós”, señaló e hizo hincapié en que desde el primero momento aprovechaba cada rodaje para obervar y aprender lo que se hacía en los distintos departamentos de la producción.

“Esa ha sido mi educación, he tenido suerte por la gente con la que he trabajado y nunca he tenido miedo a preguntar cuando no entendía algo”, dijo.

Parte de esa leyenda que gira en torno a Tom Cruise también tiene que ver con su empeño en no usar dobles y aprender a pilotar si hace de piloto (Top gun), a cantar si es un cantante (Rock of ages) o a jugar al billar como un profesional (El color del dinero).

“Nadie le preguntaba a Gene Kelly por qué bailaba y cantaba él, me gusta hacer las cosas por mi mismo”, explicó. “Pensar que lo imposible es posible me motiva y creo que es mejor tratar de hacerlo tú porque, aunque fracases, sales con algo aprendido”.

Volviendo a su infancia recordó una anécdota de niño cuando, envuelto en una sábana que simulaba un paracaídas, se lanzó desde el tejado de su casa y se estampó contra el suelo. “Lo primero que pensé es que mi madre iba a matarme, pero es por ese niño que hago todo esto”.

En su defensa de las salas de cine, que le sitúa en sintonía con un festival que no admite películas que no se estrenen en salas, aseguró que hay una manera “muy específica” de hacer películas para la gran pantalla, que no tiene nada que ver con la televisión.

Y sobre el tiempo que ha tardado en estrenar una secuela de Top gun (36 años) dijo que no quería decepcionar al público. “Una película tiene que conectar con el público, nos dejamos la piel para que funcione y, creedme, eso lleva tiempo”.

“Todos soñamos?con algo, mi sueño?y mi pasión es el cine, podría hacerlo siempre”

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