En 2020 se celebró con todos los espacios cerrados e intentando abrir caminos de manera virtual. En 2021 ya se pudieron recuperar sensaciones, pero sin grandes alardes porque la situación sanitaria y las restricciones así lo marcaban. En este 2022, el Día de los Museos se ha vivido, por lo menos en el caso de Álava, con mucha más tranquilidad de la que se podría esperar tras lo ocurrido en esas dos ocasiones precedentes. Aún así, el Bellas Artes de Álava y su vecino, el de Armería, aprovecharon la jornada de ayer para abrir dos nuevas exposiciones.
En el caso del primer espacio, hasta el 20 de noviembre se va a poder ver la muestra Daniel Zuloaga. Ceramista, que fija su mirada, como bien dice el título, en el ceramista y pintor madrileño, quien falleció hace 101 años. Con esta exposición de cámara, el Bellas Artes pretende rendir un homenaje al artista. Lo hace a través de varias de las piezas que llevan su firma y que están en la colección alavesa, que se acompañan de dos óleos, muy vinculados a su figura, como son Hombres deSegovia del alavés Pablo Uranga, y su retrato, firmado en este caso por Elías Salaverría.
Como recuerdan desde el museo, Daniel Zuloaga Boneta pertenece a una de las sagas artísticas españolas más importantes del periodo entre los siglos XIX y XX, los Zuloaga. Con orígenes en Eibar (Gipuzkoa), numerosos de sus miembros -como el reconocido pintor Ignacio Zuloaga-, destacaron como armeros, damasquinadores, ceramistas o pintores y su fama trascendió en muchos casos fuera de las fronteras estatales.
En lo que respecta al Museo de Armería, solo hasta el 7 de junio se va a exponer El sable danés. Se trata de un sable oficial fabricado en Dinamarca hacia 1820, procedente de los fondos de la Colección Real Danesa, ubicada en el Castillo de Rosenborg, Copenhague Dinamarca. El motivo de su visita es la colaboración que, desde marzo de 2019, mantiene la Red Foral de Museos con el proyecto europeo Collection Care.
Como describen desde la infraestructura ubicada en el paseo de Fray Francisco, “se trata de un sable oficial fabricado en Dinamarca hacia 1820 y es descendiente del sable reglamentario para la caballería ligera de 1762 que, sin embargo, tenía una hoja más curva. El rey Federico VI de Dinamarca fue retratado varias veces, especialmente después de 1820, con sables muy parecidos a este”.
Destaca la empuñadura de latón dorado, con un pomo terminado en una cabeza de león. La guía o escudete está formada por escudos coronados con monograma real. La empuñadura es de nácar. La hoja ligeramente curvada, presenta la inscripción FR VI (referencia a Federico VI). La vaina es de latón dorado decorada con el escudo de armas danés completo.
La espada ha viajado dentro de una caja especialmente diseñada para el transporte de objetos culturales y con todas las medidas de seguridad, se ha podido testar durante el mismo con los distintos dispositivos que se han desarrollado en el mencionado proyecto europeo para controlar los parámetros de temperatura, humedad relativa, luz, vibraciones y contaminantes.