Un camino de ida y vuelta. Por lo menos, el paréntesis abierto por la pandemia en tantos proyectos culturales, alguna buena noticia está dejando. Les ha permitido al escritor Raúl Sánchez Alegría y la artista Marijo Lojo Escalante dar forma a un poemario y una exposición, que tendrán su continuidad a finales de este año con otra publicación, a modo de catálogo narrativo. Zelandia

Palabra e ilustración se dan mano en el poemario que justo estas semanas se empieza a encontrar con los lectores. De hecho, este jueves 20, la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa acoge la presentación oficial del libro a partir de las 19.30 horas. Será el primer evento de una larga lista de citas parecidas que se van a llevar a cabo a lo largo de las próximas semanas tanto dentro como fuera del País Vasco. Ocasiones para seguir difundiendo una obra en torno al propio ser humano, con todo lo bueno y con lo no tanto.

Pero sin salir del edificio del parque de la Florida, allí también se encuentra durante estos días la exposición de parte de las pinturas que nacieron a partir del trabajo literario, una muestra que se va a poder visitar hasta el 7 de febrero. Con los que se ven ahora y con el resto de los cuadros llevados a cabo por Lojo, se editará a finales de este 2022 un catálogo. Pero no uno habitual, sino uno que recogerá los 45 relatos escritos por Sánchez Alegría a posteriori. Y se volverá a llevar a cabo otra exposición al respecto.

Todo este proyecto parte de un poemario como Zelandia que era una realidad antes de que la pandemia paralizase el calendario. "Siempre se dice que el ser humano es como un iceberg, que solo se ve una parte, mientras queda oculto todo lo que en realidad es. Pero esa imagen no me gusta porque termina pareciendo que somos fríos como el hielo", apunta el escritor. Por eso se sirve del nombre, y de la idea, de ese continente que vive bajo el agua y del que solo se ve en superficie Nueva Caledonia y Nueva Zelanda.

"Somos algo enorme pero desconocido", y por ello Zelandia se convierte en una metáfora de ese ser humano al que escribe Sánchez Alegría Zelandiaen un poemario que discurre a lo largo de un año, de junio de 2018 a junio de 2019. Los estados de ánimo, los valores, los hechos, los miedos. El retrato es completo. Líneas trazadas por la palabra que, en principio, se iban a quedar ahí. "Pero tuve la oportunidad de encontrarme con Marijo" y la artista empezó a crear diferentes cuadros nacidos de la inspiración que le provocaba la lectura. Ahí, el libro cambió.

"Hacía tiempo que no dibujaba y hacer las ilustraciones fue todo un disfrute", explica la artista, que después ha seguido desarrollando el trabajo en 50 cuadros, que son los que servirán para completar el proyecto con un segundo libro. "Esta siendo una experiencia muy interesante", un intercambio entre creadores de distintas disciplinas que no solo han querido encontrarse, sino que de esta puesta en común han generado una producción posterior que no estaba prevista.

De todas formas, todavía queda camino para que esa segunda referencia se haga una realidad palpable. Habrá que esperar a finales de este año, aunque casi todo el trabajo está ya terminado. De momento, es el momento de la exposición y del libro que está en el origen de la apuesta, de un Zelandia que, de alguna manera, viene a completar el camino personal y creativo que han marcado Neko no kokor y Tras, las dos referencias anteriores del escritor vitoriano.

En esta ocasión, eso sí, el trabajo de Lojo abre otras ventanas, otras lecturas, una unión entre pintura y letra escrita que la artista ya ha propiciado en otros proyectos, siendo el caso más claro y más reciente la propuesta Arte Gasteiz&Vigo. Sus pinturas, además, son generadoras al mismo tiempo de diversos relatos, de esas historias que se darán cita en el próximo libro conjunto, de esa invitación a entrar en la narrativa que Sánchez Alegría ha aceptado sin ningún tipo de problema, aunque suponga en reposo al verso.