anifiestamente mejorable medidor de la carestía de la vida: Paso por alto las mil y una vías de agua sobre su sistema de cálculo, y me quedo con el titular de letras gruesas. Resulta que en este mes de diciembre que hoy llega a puerto se ha registrado la mayor tasa de inflación desde hace treinta años. La cosa tiene mérito porque estrenamos 2021 en negativo, y con los listos de turno metiéndonos miedo con los tremendos efectos de la deflación. Pues miren, ese cuidado nos lo hemos quitado. Ahora lo que literalmente nos roba el sueño es la brutal pérdida de poder adquisitivo de las y los currelas de a pie. Los sueldos (para quien los mantenga, que esa es otra) quedan cuatro puntos y pico por debajo de la subida de los precios. ¡Qué año!
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