- Sentado al resguardo de una hoguera virtual en el hotel Four Seasons de Madrid, un espacio mucho más suntuoso del que disfruta su personaje de Geralt de Rivia en la producción de Netflix The Witcher, el actor británico Henry Cavill desentraña algunas de las claves de lo que significa ser el héroe de moda. “Ser Supermán o ser Geralt es un privilegio y una responsabilidad, sobre todo una responsabilidad, porque son muy queridos y debo asegurarme de que la mayoría ve al personaje cuando estoy caracterizado como ellos”, afirma. El actor estuvo en Madrid para presentar la segunda temporada de la serie de Netflix.
Amante de los videojuegos y los relatos de fantasía, Cavill (Saint Helier, 1983) contó cómo persiguió el papel creado por el novelista polaco Andrzej Sapkowski antes siquiera de que fuese un proyecto atesorado por Netflix y cómo, en un primer momento, fue rechazado. “Mi puerta de entrada a ese mundo fueron los videojuegos pero, al leer los libros, me sorprendió aún más la riqueza de matices. Me di cuenta de que era un papel que tenía que interpretar porque, cuanto más conoces a Geralt, más ves que es increíblemente especial”, afirmó sobre este héroe que volverá con nuevas aventuras a Netflix a partir del viernes día 17.
De los páramos tenebrosos y enfangados que discurren entre las ciudades de Cintra y el castillo de Kaer Morhen, donde los brujos se reponen de sus heridas, Cavill destaca cómo le atrapó el subtexto sobre lo que en ese mundo -o en este- se considera un monstruo. “Algunos simplemente han nacido así. Para mí los más interesantes son de hecho los que parecen monstruos pero son justo lo contrario, aunque los humanos los señalen por ser diferentes, como le pasa a Geralt, a pesar de que a menudo la gente es más terrible que los propios monstruos”, destaca.
Su personaje, taciturno pero de armas tomar, evoluciona en la segunda temporada para abrirse al mundo. “Veremos una parte diferente, porque aunque siempre ha sido un protector de corazón, sus malas experiencias lo volvieron retraído; en esta temporada, el personaje de Ciri es la llave que le ayudará a desbloquear esa parte”, remarca.
Precisamente porque su empeño al ponerse bajo la piel de Geralt fue “representarlo de la manera más fiel” respecto a las novelas, Cavill revela que fue iniciativa suya hacerlo más callado de lo que es en el texto original y así “presentar la parte más profunda, la de un hombre sabio, para hacerlo más tridimensional”. Pero reconoce que no todos apreciaron esos matices más sutiles. “Me parece importante estar al tanto de lo que piensan los seguidores de la saga, aunque hay que separar las críticas destructivas de las que son constructivas y, de esas últimas, he leído sugerencias realmente buenas”, afirma.
Entre lucha y lucha, la gran dimensión física del personaje le pasó factura y en un momento del rodaje sufrió la “peor lesión” de su carrera. Un tendón le obligó a llevar muletas durante “mucho tiempo” y a una “lenta recuperación” de casi medio año hasta estar plenamente recuperado, cosa que hizo sin abandonar del todo el trabajo. “Cuando me permitieron ponerme de nuevo en pie, pasaba entre 1 y 2 horas con el fisioterapeuta y luego rodaba. No debían haber sido más de 5 horas al día, pero desgraciadamente eso es incompatible con el rodaje de una serie”, revela, antes de dar las gracias a la actriz Freya Allan, que interpreta a Ciri, por adaptarse a sus limitaciones y horarios.
De aquello, Cavill dice haber sacado una lección que quiere trasladar a todos aquellos que ven en él un modelo a seguir: la importancia de mantenerse “positivo” y cómo cuidar la salud mental va de la mano de la salud puramente física.
“Ha sido increíblemente beneficioso luchar por volver a estar bien. Te das cuenta de que los límites son más mentales que físicos; si somos capaces de ver eso, estaremos más cerca de nuestros objetivos”, apostilla Cavill, ya con la tercera temporada de la serie confirmada.