ería muy injusto con la vida si le pidiera más todavía”, afirma el músico argentino en una charla con Efe. El artífice de decenas de discos y multitud de películas como actor y director -admirado en Latinoamérica y en países como España- se prepara, a sus 80 años y con nuevo disco, para empezar el tour internacional Gracias, el 11 de diciembre en el Luna Park de Buenos Aires. “Indudablemente tiene todas las características de una despedida, porque van a cumplirse más de 50 años desde que empecé con mis giras y me parece que está bien, que gracias a Dios estoy muy bien, bien de salud, bien en términos generales y es el momento”, señala. Un adiós que, por ahora, no será total: “Seguramente todavía voy a grabar y dejar cosas” aclara.
Al explicar su decisión, Palito recuerda a artistas contemporáneos suyos que ya fallecieron. “Prácticamente todos los que empezaron conmigo ya no están, y yo no quiero abusar de esta generosidad de la vida de haberme dejado hasta aquí transitar este camino, y mucho menos quiero dejar de dar las gracias a la gente”, agrega, convencido de lo “injusto e ingrato” que sería si pidiera más a la vida. Con su esposa, la actriz Evangelina Salazar, que a fines de los años 60 decidió retirarse para dedicarse a su familia y a quien considera el “hilo conductor” del clan, el cantante tiene seis hijos, también dedicados al sector audiovisual o musical. “Hay un momento en que lo único que uno quiere es tiempo para disfrutar todo lo que ha hecho, de la familia, de esos gajos que se van desprendiendo del árbol, que son los hijos, los nietos, y gracias a Dios lo estoy haciendo”, revela este octogenario vital.
Nacido en la localidad de Lules, en la provincia de Tucumán, Palito tuvo una infancia marcada por la escasez y el abandono de su madre. “Nací en un pueblo muy chiquito, un pueblo con pocos recursos, y a una edad muy temprana tuve que salir a la calle a ganar unas monedas para ayudar a la familia. Todo eso es una experiencia que te va formando. Yo tenía 16 para 17 años cuando le dije a mi padre que me quería venir a Buenos Aires”, evoca. Y su padre accedió a dejarle buscar un futuro mejor. Ya en la capital empezó a encadenar trabajos para subsistir, hasta que un día pasó de vender café junto a una radio a colaborar en ella y adentrarse en el mundo musical.
Palito -nombre que un directivo le puso por su delgadez- saltó a la fama en el programa televisivo Club del Clan, y después llegaron las películas y los viajes. Entre sus recuerdos de España está su contacto con Joan Manuel Serrat, de quien fue su primer editor en Argentina; o sus colaboraciones y amistad con Pepa Flores (Marisol) o Rocío Dúrcal. De su éxito Corazón contento, que también popularizó Marisol, subraya que, como La felicidad, nació en un momento muy especial de su vida. “Creo que casi todo estuvo ligado siempre a mi relación con Evangelina. Muchas de las canciones como Corazón contento ya se lanzó cuando la conocí a ella”, reconoce.
En los 90, Palito se metió en política. Frenar el avance electoral del militar Antonio Domingo Bussi, responsable de crímenes durante la última dictadura, le animó a presentarse a gobernador de Tucumán, cargo que ocupó durante cuatro años. Y también fue senador y candidato a vicepresidente de Argentina.
Ahora presenta su disco Te llevo bajo mi piel, una suerte de homenaje a Frank Sinatra, a quien contrató en 1981 para actuar en Argentina, iniciativa que le provocó grandes deudas. En el último abrazo en el aeropuerto Sinatra me dijo: ‘sé todo lo que te pasó, lo único que quiero es que no te olvides de que cualquier garantía que necesites para cualquier iniciativa en EE.UU. no dejes de llamarme’”, desvela. Y así fue. Poco después la familia se mudó a Miami y La Voz les ayudó a instalarse. “Tal vez la moraleja sea que si uno se porta bien en la vida, siempre después aparece una recompensa”, concluye.