Poco antes de que en marzo de 2020 todo quedase suspendido, O’Funk’illo publicó O’Funk’illoterapia, disco que ha conseguido sobrevivir al parón y que es la mejor excusa para volver a contar con el veterano proyecto sevillano en Gasteiz. La cita es este sábado -todavía quedan algunas entradas a la venta- en el Urban.
¿Cómo han vivido todo lo sucedido, además justo con el disco recién salido antes del confinamiento?
-Lo hemos vivido muy mal. Al final, el de la música en particular y el de la cultura en general hemos sido el gremio más perjudicado. Los políticos de este país nos han dejado de lado. De toda Europa, España ha sido el país donde más restricciones se han aplicado a la música y la cultura durante todo el tiempo. En una sala de conciertos no ha podido entrar gente. En el AVE sí. En los aviones también. O en los grandes almacenes y esas cosas. Se ha querido además desprestigiar a nuestro gremio. Hemos visto unas normas muy de locos. Nos han tratado algunas veces como a borregos, insultando nuestra inteligencia. Miedo, miedo, miedo. Es lo que nos han metido y se han salido con la suya. Al bicho hay que tenerle respeto porque está ahí, pero lo que están haciendo los políticos es para verlo. En esta situación, en la música mandan las multinacionales. Los grupos urbanos, de a pie, de la calle tienen muchas dificultades. Pero hay que luchar, seguir para delante. Hay que seguir haciendo música, pasándolo bien y en esas estamos. Música buena, funky bueno y bailar.
¿Sienten que el disco, después de todo lo que ha pasado, todavía les tiene que dar muchas cosas?
-Fue duro porque nos pilló todo aquello en el inicio de la promoción. Claro, haces una inversión en el disco y, de repente, te lo comes con papas. Ahora estamos de nuevo con él, promocionando nuestra música. Hay muchos grupos a los que les ha pasado lo mismo. Nosotros hemos ido tocando cuando se ha podido, a pesar de las normas anormales, en acústico, a dúo y demás.
Ahora se está recuperando tener al público de pie y sin restricciones de aforo. ¿Después de tantos meses, resulta extraño ver eso desde el escenario?
-Hay estilos de música para los que no ha tenido que ser un problema tener a la gente sentada. Pero para el rock, para el funky y para la gente que baila, ha sido un gran problema. ¡Quieto ahí! ¡Y no bebas! Parecía que le iban a decir a la gente que ni siquiera podía mirar a la izquierda o a la derecha, solo hacia delante. Además, hay gente que se ha querido aprovechar de la situación, que ha hecho las cosas mal, y por esos han pagado justos por pecadores. En los medios no se saca lo bien que se han hecho las cosas en la gran mayoría de escenarios. Pero sí que ha habido un botellón. Ahora vamos a ver qué pasa, porque resulta que en estos momentos todo el mundo quiere programar y tocar, y no sé si la gente va a terminar empachada de conciertos.
Y en todo esto, O’Funk’illo cumple 25 años, que se dice pronto.
-A veces lo pienso y ni me lo creo. Solo somos un poco más viejos, pero seguimos en la carretera. Nosotros somos unos currantes, gente de batalla. Supongo que el año que viene haremos alguna fiesta o algunos conciertos un tanto extraordinarios, con invitados y esas cosas. Es que son 25 años, como las bodas de plata (risas). Poca gente llega a las de oro, así que lo de los 25 años lo tenemos que celebrar.
¿Pero hay planes de volver al estudio en 2022?
-De momento, nos tenemos que recuperar un poco de todo esto que ha pasado. Mentalmente, también. Ha sido mucho tiempo parados, con la sensación de que hay quien no quiere que sigas haciendo música. Lo que vamos a hacer es seguir tocando, y cuando tengamos una canción nueva, la grabaremos, haremos un vídeo y la lanzaremos. Así iremos, aunque vamos a ver de qué van las canciones, porque como ahora estamos con que no se puede hablar de según qué cosas.La época de los ofendidos.
-Eso es. Ya sabes, la democracia, que vives en un país democrático, que hay que presumir de eso, pero, amigo, no puedes hablar de según qué cosas. Nosotros, ya te digo, a tocar, a pasarlo bien, a recuperarse y a hacer buena música. Tienes que tener cuidado con los berenjenales en los que te metes porque estamos en una dictadura escondida.
Tocar y tocar, y hacerlo delante de gente que sigue con la banda desde los inicios, pero también de nuevas generaciones, ¿verdad?
-Vienen algunos que han dejado al niño con la abuela, o parejas que se conocieron en un concierto de O’Funk’illo (risas). Es que hemos dado para mucho. Viene gente madurita con ganas de soltarse pero también muchos chavales. De hecho, con las redes, nos está pasando que nos está descubriendo mucha gente joven de fuera. Flipan. Eso es bueno.